Grupos de personajes

Desde que el gobierno se enteró de las nuevas razas que surgieron cuando Ratbag decidió salir a la superficie, existen cazadores que reciben cantidades de dinero para cazarlas vivas o muertas. Pero no sólo en las áreas subterráneas existe lo extraordinario o aquello que llaman “único”, ya que por varios milenios han existido razas que muchos humanos considerarían de fábula.

Considerados como cazarecompensas, algunos trabajan como mercenarios, pero en esencia son lo mismo: hombres que reciben dinero para capturar -ya sean vivos o muertos, heridos o no- a los nombres que aparecen en su lista de objetivos diarios y por los que le pagan un buen fajo de billetes por cabeza. Viven una vida normal como cualquiera, e incluso pueden tener otros trabajos alternativos que les hagan tener un perfil bajo, pero su principal fuente de ingreso es el clandestino trabajo que representa el nombre de este grupo.

No tienen un lugar específico donde vivir, ya que se pueden encontrar en cualquier zona que ellos consideren apta de la ciudad. Algunos prefieren los lugares menos frecuentados para no llamar la atención, así que normalmente las zonas apartadas son de su preferencia, aunque también se dan el privilegio de ciertos lujos a adquirir. Y no hay que olvidarse de un detalle: sus trabajos no son considerados fáciles, por lo que muchas veces, la mayoría, prefiere no tener una familia que los espere en sus hogares con el alma en la boca sin saber si regresarán con vida o los llamarán de emergencias de un hospital.

Una mirada, un minuto o una hora… una noche entera. No importa el tiempo que dure, estos especialistas del “amor” se encargarán de hacer pasar a sus clientes un buen momento entre las sábanas de su cama y, más específicamente, entre sus piernas. ¿Demasiado vulgar?

Siendo uno de los oficios más antiguos de la historia, son personas que se dedican a realizar lo que algunos consideran un arte o una perversión dependiendo de la educación que hayan tenido. Entre los pecados del infierno se encuentra la lujuria, pero eso no sería suficiente para describir a aquellos que conforman este grupo. Hombres hermosos, elegantes y mujeres bellas y armoniosas se encargan de cumplir las fantasías de sus clientes. Pero no todo es gratis en la vida: con una suma considerada de dinero, los clientes pueden tener el paraíso en su cama, aunque tampoco tienen el derecho para decidir por cuánto tiempo, todo dependerá de cuánto estén dispuesto a dar por pasar un buen rato.

Pueden ser rápidamente reconocidos por su forma de caminar o la forma en que se desenvuelven a su alrededor. Prostitutos/as, damas de compañías, gigolós y varios otros nombres son algunos de los apodos a los cuales responden. Se mezclan fácilmente entre los suburbios y los altos barrios de la ciudad, tanto en Ratbag y en Punce. Normalmente se encuentran en las esquinas de avenidas principales o en los clubes nocturnos más concurridos por la noche, donde no dudarán en engatusarte si saben que tienes algo que les interesará. Pero cuidado si los llevan a sus casas, nunca se sabe cuándo es que dirán ser algo que realmente no son.

Están a la cabeza de la ciencia, son los científicos del futuro. Sus colegas están empantanados en paradigmas obsoletos y no llegan a ninguna parte, pero ellos exploran con audacia nuevos caminos de la investigación científica; no importa si la comunidad científica llega a rechazar todas sus conclusiones calificándolas como bobadas sin fundamento, seguirán luchando seriamente para demostrar que sus teorías son válidas y a menudo eso les puede obligar a utilizar métodos de experimentación poco ortodoxos. Pero el riesgo vale la pena, eso les hace ser un científico de verdad que no responden a la moralidad de la gente común y corriente.

El misterio es el punto de partida, la curiosidad es el combustible y el conocimiento es la recompensa. Donde existan hechos desconocidos aún para la mentalidad humana, los científicos serán los encargados de encontrar respuestas a las preguntas, incluso si algunas de ellas no tienen una solución definitiva. Hombres y mujeres que han dedicado su vida a la investigación de áreas específicas en el cotidiano de la vida son quienes componen este grupo.

Los científicos vienen en muchas formas y campos de estudio, desde el zoólogo intrépido que viaja por el mundo descubriendo nuevas especies hasta el matemático ermitaño que se pasa horas garabateando formulas en el pizarrón de su sala de estar; sea cual fuere su interés, los científicos lo persiguen con ferocidad y siempre buscan crear nuevas ideas u objetos, plasmar sus ideales de esa forma es lo que los hace únicos, y cuando una mente poderosa se une con una imaginación dotada, no hay límites a las cosas que pueden surgir, para bien o para mal, generando avances cada vez más maravillosos e interesantes para el ciudadano normal que los consume.

Una mirada, un minuto o una hora… una noche entera. No importa el tiempo que dure, estos especialistas del “amor” se encargarán de hacer pasar a sus clientes un buen momento entre las sábanas de su cama y, más específicamente, entre sus piernas. ¿Demasiado vulgar?

Siendo uno de los oficios más antiguos de la historia, son personas que se dedican a realizar lo que algunos consideran un arte o una perversión dependiendo de la educación que hayan tenido. Entre los pecados del infierno se encuentra la lujuria, pero eso no sería suficiente para describir a aquellos que conforman este grupo. Hombres hermosos, elegantes y mujeres bellas y armoniosas se encargan de cumplir las fantasías de sus clientes. Pero no todo es gratis en la vida: con una suma considerada de dinero, los clientes pueden tener el paraíso en su cama, aunque tampoco tienen el derecho para decidir por cuánto tiempo, todo dependerá de cuánto estén dispuesto a dar por pasar un buen rato.

Pueden ser rápidamente reconocidos por su forma de caminar o la forma en que se desenvuelven a su alrededor. Prostitutos/as, damas de compañías, gigolós y varios otros nombres son algunos de los apodos a los cuales responden. Se mezclan fácilmente entre los suburbios y los altos barrios de la ciudad, tanto en Ratbag y en Punce. Normalmente se encuentran en las esquinas de avenidas principales o en los clubes nocturnos más concurridos por la noche, donde no dudarán en engatusarte si saben que tienes algo que les interesará. Pero cuidado si los llevan a sus casas, nunca se sabe cuándo es que dirán ser algo que realmente no son.

La vida les ha enseñado a que deben ser buenos en todo, no porque quieran serlo, sino porque están destinados a cumplir un sin número de caprichos de alguien más, una persona con mejor situación, alguien más acomodado, alguien que lo ha tenido todo, alguien que los tiene a ellos para cumplir cada uno de sus pedidos.

Los sirvientes son personas que vienen de todas las clases sociales. No encajan siempre en el estereotipo de esclavos modernos, existen familias reconocidas de mayordomos que sirven a la realeza o a familias poderosas por generaciones y que consideran su trabajo un honor al más puro estilo de los antiguos samurai que protegían a su señor. Otros, sin embargo, son simplemente personas contratadas que realizan los quehaceres que sus empleadores les piden. Los menos afortunados son poco más que esclavos, sometidos al total capricho de sus amos. Algunos tienen la suerte de caer en las manos de una familia bondadosa o al menos no tan abusiva, otros, sin embargo, están condenados a ser meros juguetes en las manos de niños y niñas con mucha imaginación y tiempo libre.

Los deberes de un sirviente no pueden encasillarse: muchos realizar labores domésticas, otros son mayordomos entrenados para conocer cada regla de etiqueta, otros son expertos en algún campo de la ciencia, informática o historia; otros sirvientes son maestros en el arte del combate y no sólo protegen a sus amos, sino que además están dispuestos a encargarse de cualquier “molestia” que sus amos les indiquen. Sea cual sea la labor principal de un sirviente, todos comparten una sola misión primordial: obedecer.

Toda ciudad tiene su corrupción, sus tratos clandestinos, su tráfico. Eso es casi una ley fundamental para que una ciudad siga su funcionamiento aparentemente bien. Así es como la mafia la que se encarga de organizar “el espectáculo”. Aunque en Sidney no estaban identificados como tal, sino como pequeñas organizaciones criminales dedicadas al tráfico, su crecimiento aumentó cuando Ratbag se hizo conocida y sus habitantes pudieron salir a la superficie. Desde ese instante es que se ha hablado de los mobsters: gente sin escrúpulos y de sangre fría que maneja cualquier actividad ilícita que se pudiera presentar en la ciudad. Si algo se relaciona con tráfico de drogas, dinero e incluso personas siempre habrá un cabecilla de las bandas de mobsters detrás de los acontecimientos, junto con su grupo de subordinados dispuesto a dar la vida por él, con la lealtad y el miedo que el dinero y la ambición ha comprado en ellos.

Se pueden especializar en distintos tipos de “Inversiones”, aunque intentan no tener problemas con los demás cabecillas de las mafias. Así mismo, también intentan no interferir en sus territorios. Es sabido que si se corren los rumores de que habrá una matanza masiva es porque alguno de ellos rompió las reglas de las calles, al menos la principal: “jamás interferir en los asuntos de otros.”

Se mueven específicamente en el submundo que se ha creado en Ratbag, dejando parte de Punce libre de sus crímenes, aunque no así del abastecimiento de sus principales mercancías. Es fácil asociarles con el tráfico de drogas y la prostitución, manejando la gran mayoría de los locales nocturnos ilícitos, o relacionándose con los negocios de estos dos ámbitos. Identificables por el hecho del excesivo lujo que se permiten tener algunos de ellos, son fáciles de encontrar presumiendo las últimas adquisiciones que han hecho con su dinero sucio. Se distribuyen por toda la ciudad sin tener una zona específica desde donde encontrarlos. Aquel que sepa buscar seguramente se encontrará con uno de ellos. Pero ten cuidado, siempre van armados.

Delincuentes en un nivel menor, de baja categoría que no se pueden considerar parte de la mafia ni de un bando organizado, aunque muchas veces se mueven entre grupos específicos que ellos llaman pandillas. Se dedican desde el robo menor de cualquier propiedad, pública o privada, que cuente con algo de valor hasta grandes robos organizados con incontables dígitos al momento de contar cuánto dinero han conseguido. No tienen escrúpulos para decidir si le robarán a un pobre, a uno de su misma clase o a un millonario. Siempre buscando dónde pueden sacar mayor provecho de la situación.

Por la vida que decidieron llevar son usualmente buscados por la policía, estando en la punta de la mira de ellos, y renegados por criminales mayores pertenecientes a las mafias. Pasan su vida evadiendo la ley y encontrando lugares apartados donde quedarse a pasar la noche o por unos días hasta tener que huir de nuevo al ser encontrados. Sin embargo, no son todos iguales. No todos escogieron ese camino, ni quisieron llevar la vida que viven sino que la falta de oportunidades los llevaron a ser la escoria de la sociedad, rindiéndose a continuar intentándolo. Por esa misma razón comenzaron a robar y permanecen activos gracias a lo que consiguen, tanto robando como vendiendo a los pequeños distribuidores de las zonas bajas que muy pocas veces preguntan por la procedencia o la autenticidad de la mercancía que están adquiriendo.

Has trabajado duro para llegar hasta dónde estás, no sólo has entrenado tu cuerpo sino también tu mente para convertirte en una persona enfocada en hacer lo que sabe hacer mejor y harás lo que sea por llegar a la cumbre y quedarte allí. Y si alguien vuelve a preguntarte si usas esteroides, le va a ir muy mal.

Vives para tu deporte y de tu deporte... es tanto un pasatiempo como la clave de tu futuro financiero.

¿Qué pasará cuando seas demasiado viejo o pierdas la forma? No lo sabes, y por eso intentas conseguir ahora todo el dinero y la fama que puedas. Quién sabe, podrías ser comentarista en unas futuras Olimpiadas, o un locutor deportivo, con algo de suerte. Hasta entonces, acumulas ingresos y subvenciones oficiales.

Eres disciplinado y competitivo, quizá hasta extremos despiadados. Dedicas horas al entrenamiento todos los días. Es la única forma de ser el mejor.