Razas de Punce

Estos seres simples y vulgares, dentro de la variedad de seres fantásticos que pueblan el universo, tienen más importancia de la que suele atribuírseles, en base a su corto lapso de vida. En pocas palabras, han desarrollado técnicas para morir mucho más rápido de lo que deberían. La personalidad de estas criaturas es impredecible, y debido a su milenaria necesidad de un líder, esto ha sido un problema que ha desatado un caos tras otro sobre el frágil planeta que les da abrigo. Mil y un trastornos los identifican: compulsivos, humildes, arrogantes, bondadosos, reservados o explosivos, no se puede decir que sean totalmente básicos y que carezcan de diferencias.

Desde hace siglos se les puede clasificar racialmente, pero el mestizaje que se ha llevado a cabo, mucho más allá de lo que registra la historia, los dota de variadas características físicas, siendo una especie que la genética apenas si fue contribuida con dimorfismo sexual. Un ansía abrumadora de poder los ha tachado con un rotulador permanente desde el comienzo de su existencia, disimulada por algunos y aclamada por otros. La historia de estos seres arraigó en que tan desastrosos o caritativos fueron los actos que llevaron a cabo para de saciar dicha sed sus ancestros.

Aún a pesar de su corta existencia a diferencia de los demás seres, son los que más abundancia hay: se los puede encontrar en cualquier parte del planeta, incluso algunos han llegado hasta la luna y otros rincones de la galaxia, haciendo valer los pocos años que tienen de vida. No siempre saben de la existencia de los demás seres... muchos dicen que son una fábula o un cuento de terror, encerrándose en la idea de que son los únicos que existen aún cuando el resto camina entre ellos.

Denominados muchas veces como ángeles puros o ángeles guardianes, esta raza es considerada la más pura y espiritual de toda la historia, aún más que muchas razas que se conectan de igual manera a la muerte, a la divinidad y a los muertos. Hermosas criaturas que tienen diversas formas, pero que adoptan muchas veces cuerpos humanos perfectos, de bellos rasgos y encantadores por naturaleza, una forma más de pasar desapercibidos. Por cultura popular y general que se ha trasmitido por generaciones, se asume que ha sido una de las razas más antiguas, antes de que los humanos fueran siquiera un pensamiento, y que han vivido tanto en el paraíso como en el cielo, con diferentes tareas a realizar y que suponen su razón de existir.

Seres de buen corazón y buenas intenciones que jamás pensarán mal de nadie… como tampoco lo sentirán. Carecen de los sentimientos básicos de cualquier humano, pues su existencia se somete al deseo de ayudar y servir a quien lo necesite, de proteger a los más desvalidos y a disminuir las tristezas de los demás. Rodeados de un aura blanca que siempre les ha caracterizado, con ojos afables y un rostro andrógino, no necesariamente son como los ángeles que han sido descritos e ilustrados por la historia. Las alas blancas y las plumas, las aureolas santas o las ropas blancas son opcionales y ninguno se ve en la obligación de utilizarlos... es más, la mayoría suele detestarlos por no dar una imagen completamente apropiada de ellos. Algunos prefieren pasar desapercibidos, como cualquier otro ser, pero sin duda, siempre se reconocerá por su forma de ser.

Tienen características especiales, así también como la capacidad de sanación con algunos seres que compartan sus rasgos, pero suelen usar sus dones y regalos para ayudar, nunca para causar el mal. La tentación siempre camina frente a ellos, intentando hacerlos caer como sus hermanos que han perdido las alas, provocándolos para que se olviden de sus tareas primordiales y dejen de velar por el bien ajeno. Cada característica de los ángeles sirve para ayudar a los demás: su canto puede apaciguar una pelea, sus lágrimas hacer surgir un río, sus manos sanar heridas, convirtiéndolos casi en los seres perfectos, los mimados de su Dios. Su mera presencia es capaz de iluminar la oscuridad, por esa razón es que suelen tomar forma humana: su cuerpo real podría dejar ciego a cualquier ser terrestre que posase sus ojos en ellos. Sin embargo, cada uno de estos seres alados suele ser la envidia de su hermano, conociéndose matanzas de ángeles a manos de ellos mismos. Son débiles ante las armas hechas con un metal llamado lutencio, un elemento difícil de conseguir y, por esa misma razón, no existen muchos cuchillos de este material.

Existen en muchas culturas, asociadas principalmente a aquellas que no han logrado la transformación a grandes civilizaciones humanas. Sin embargo, existen actualmente y se pueden mimetizar fácilmente con el resto de la sociedad. Son considerados personas íntimamente conectadas con el mundo de los espíritus y sus elementos, llegando a ser considerados brujos por la mayoría que logran conocerle y por todas las cosas que pueden hacer.

Hábiles en el contacto con el más allá, en la sanación de algunas enfermedades y en el manejo de los elementos básicos de la naturaleza, entre ellos mismos se consideran los guardianes de los deseos de la madre tierra y de cada uno de sus habitantes. En general, es extraño encontrar algún chaman que viva dentro de las grandes ciudades, por lo que suelen habitar los alrededores, con grandes plantaciones naturales y cultivos que se generan de forma autónoma.

Aunque existan muchos rumores acerca de su existencia o cómo fue que llegaron a tener tales cualidades que les hacen únicos, una de las formas en que han obtenido sus dones ha sido por ofrenda personal hacia los espíritus y pactos con ellos. Dones como la sanación de enfermos o el control de un elemento en específico son características que le representan, pero también así, la conexión con el más allá y la clarividencia para saber cuándo una persona morirá aunque algunos lo consideren una maldición y, en algunos casos, se haya nacido con tales dones, usualmente son practicados y perfeccionados hasta un estado de control absoluto.

Las visiones suelen dar lugar a grandes dolores de cabeza e, incluso, en ocasiones, cuando éstas son fuertes, pueden llevar a perder la consciencia. El elemento contrario al que dominan los debilita. Suelen tener trato con los ángeles y seres divinos, siendo estos sus guías, aunque también existen aquellos chamanes que han ganado su gracia a través de tratos con demonios, cayendo en la tentación de seres que nunca buscan el bien en los demás, pero, ojo, ningún trato con ellos será nunca a favor de los demás: siempre deben ofrecer algo a cambio de sus nuevos dotes. Son débiles ante armas que hayan sido confeccionadas con partes de árboles petrificados de la época macedónica.

Los metamorfomagos son magos y brujos cuya magia y poder se deriva de la capacidad de cambiar su forma física a voluntad, ya sean rasgos tan pequeños como el rostro -ojos, labios, nariz, hasta el rostro completo- hasta lo que ya involucra el resto del cuerpo, y los cambios de edad correspondiente,  sin la necesidad de involucrar otro tipo de embrujo. Es una habilidad heredada e innata que sólo pueden obtener y controlar los que han nacido de esa forma. La limitante de los metamorfomagos es que no pueden transformar su cuerpo entero en el de otra persona, solo cambiar rasgos específicos, de su apariencia o edad.

Los shiffter, en contraste, son personas que pueden cambiar su apariencia a un animal en concreto, y sólo uno, ya que han nacido con la habilidad, o han sido transformados por otros cambiaformas a través de una mordida profunda. Es normal que por poseer una cualidad como ésta sus sentidos o su sistema nervioso también se vean alterados, dependiendo de la clase de animal en la cual se transforman. Así mismo, suelen presentar aún cuando están en su forma humana características propias de la especie en la que se transforman, como caminar sigilosos y ser independientes si son felinos o ser leales a solamente una persona si provienen de la familia de los caninos.

Aunque sean razas que involucran cambios diferentes, tienen debilidades en común. Las transformaciones de ambos no duran más de algunas horas, ya que la energía que deben ocupar para lograr una transformación exitosa se agota rápidamente, llegando en ocasiones a desmayarse. Sin embargo, existen excepciones de quienes han vivido toda su vida en su forma animal y, por esa misma razón, no tienen limitación ninguna al momento de estar así, mas les cuesta visualizar cómo eran cuando humanos: su don es como un músculo, si no se entrena se deteriora. Son débiles ante la plata, lo que ocasiona que sus heridas sanen más lentamente cuando son lastimados con este elemento, pudiendo llegar incluso a morir instantáneamente si queda un trozo de plata o la herida es demasiado profunda.

Rabia interna, noches de luna llena, horas nocturnas de una luna sangrienta y la sed insaciable del instinto natural de cada representante de esta raza. Con una mordida basta para que te conviertas en parte del clan… si es que sobrevives primero a la transformación. Principalmente, estos son los aspectos para que un humano se convierta en hombre lobo y, eventualmente, en un licántropo. Aunque no todos son convertidos, algunos nacen de ese modo, con un linaje antiguo y con la sangre de grandes animales nobles que le dan sabiduría y fuerza para enfrentar la condición con la cual han nacido, aunque, en esencia, no son diferentes uno de los otros.

Se distinguen con la forma de un gran canino de colmillos largos y ojos inyectados en sangre, pero la cultura los ha retratado de distintas formas a lo largo de la historia. Lo acertado en que todos han estado de acuerdo es el día propicio para convertirse, que es en las noches de luna llena y la luna sangrienta. Sin embargo, existen excepciones. Brindados con características que ninguna otra raza posee: una gran fuerza corporal, un olfato sin comparación, rapidez y un instinto natural que les vuelve peligrosos y audaces en ciertas circunstancias. Pero hay elementos que revelan las debilidades naturales de su raza. Suelen alejarse de los objetos fabricados con plata, aunque las aleaciones con otros metales no le dañan en lo absoluto, y en el resto de las noches, con los movimientos lunares que restan, sienten su lado animal más latente que otras veces, a la espera de la ansiada transformación.

Algunos más sabios y entrenados han conseguido controlar su transformación en la luna llena y no perder la cabeza cuando ésta se alza en el cielo a la noche, recordando al día siguiente y teniendo consciencia en todo momento de sus acciones. Estos mismos especímenes son los capaces de transformarse incluso cuando no está su madre luna o cuando se enfadan en exceso, utilizando el don lobuno en su propio provecho. Suelen agruparse en manadas con un alpha y un beta... hasta un omega que es el simple mensajero, el de menor rango entre todos los licántropos.

La ciencia tiene un potencial infinitito para crear y destruir, y aquellos que la dominan pueden jugar incluso a ser dioses. Como parte de estos peligrosos juegos,muchos científicos y conocedores del don de la razón han cruzado peligrosas fronteras y han comenzado a experimentar adentrándose en zonas de las que no existe el retorno, e incluso sometiendo a su propia especie a cambios dañinos e irreversibles.

Los resultados de estos extraños experimentos son las criaturas conocidas como humanoides: no son humanos, quizá algunos lo fueron en algún momento, otros jamás estuvieron cerca de serlo pero todos comparten características muy inusuales. Todos han sido modificados de alguna manera, normalmente representan la unión entre la carne y el metal, convirtiendose en hombres-máquina reforzados con el poder de diferentes tipos de dispositivos científicos. Algunos pueden tener prótesis robóticas, otros poseen armaduras integradas, otros tienen complejos sistemas biomecánicos que incrementan sus capacidades físicas y mentales a niveles insospechados; pero todos han sido modificados hasta cierto punto. Algunos pueden parecer totalmente humanos a primera vista, con sus cuerpos funcionado como cualquier mortal, siendo internos sus mecanismos modificados, otros cuentan con tantas modificaciones que a veces es imposible diferenciarlos de las máquinas que los crearon. Unos pocos poseen inusuales modificaciones en su código genético, potenciadas o no por maquinas intracelulares o quizá misteriosas radiaciones que les otorgan una inmortalidad virtual, deteniendo su proceso de envejecimiento y eliminando su necesidad de sustento; sea como fuera, son seres atrapados entre dos mundos, luchando siempre entre el calor del alma humana y el frío abrazo del metal que les dio “vida”.

Por ser máquinas inteligentes no están exentos de ser afectados por los virus que navegan la red y que los suelen dejar inutilizables hasta que un ingeniero los vuelve a recomponer. Fueron diseñados para la segunda guerra mundial mas nunca llegaron a ver la luz hasta pocas décadas atrás, cuando consiguieron al fin el conocimiento que necesitaban para poder llevar a cabo sus ideas, por esta razón es que algunos tienen complementos que son armas ocultas por debajo de la piel sintética.

La curiosidad llevada al extremo del morbo. Quizás sería la forma más acertada de describir los inicios de esta raza que, hasta hace unos años, no había indicios de que existiera. Su nacimiento fue de forma artificial, entre exámenes de probeta y experimentos con cuerpos que alguna vez fueron humanos. ¿Un objetivo? Simplemente llevar al extremo la resistencia de un cuerpo fuerte, en comparación con varios espécimenes. ¿Lo que consiguieron? Nefilim es su nombre.

Nacidos como el más bajo proyecto científico, primeramente eran simples experimentos de mezclas genéticas hasta que dieron la acertada y perfecta combinación que querían, aunque eso implicaba dos razas que jamás debían verse mezclarse entre ellas. Ángeles y humanos les brindan sus características especiales a estos seres de hermosa belleza y de incalculable fuerza y resistencia física.

Luego de que los experimentos fueran acertados, habían conseguido lo que querían, o lo que decían querer sin tener un objetivo fijo desde el inicio. Una raza cuyo único propósito es de ser guerreros y guardianes, de proteger lo que se les ha ordenado. Sin embargo, las limitantes de su propia resistencia física son las mismas de cualquier humano. Una herida de gravedad puede darles muerte en cosa de segundos, y no poseen alas ni capacidad de sanar a otros, sino a ellos mismos, de forma parcial y no totalmente mientras que no se traten de heridas mortales. Fueron creados como una arma para lo que se les venía encima, su propio ejército de seres celestiales sometidos ante los deseos codiciosos de los seres humanos que los manipulaban con completo descaro.

Sus debilidades son las mismas que las de un ángel, mas no poseen su lado celestial al ser, originalmente, humanos que fueron criados ingiriendo sangre angelical de vez en cuando y que resistieron su transformación a lo que son hoy en día. Pero aquella no fue la única forma en que aparecieron: desde hacia varios siglos existía el rumor, la leyenda de que existían los nefilims, la progenie de los humanos y los ángeles, mas se han conocido matanzas al considerarlos una amenaza para todos los demás seres, desconocedores de los límites que estos podían alcanzar.