Razas de Ratbag

Los vampiros, seres temidos por su naturaleza y siempre presentes en los sueños y pesadillas debido a su gran belleza y atrayente semblante, son criaturas de la noche que se alimentan de la esencia vital oculta en la sangre de los seres vivos y deben consumirla para alimentar sus poderes y continuar con su propia existencia.

Ante el ojo inexperto parecen humanos muy atractivos, pero difieren en cuestiones clave: su temperatura corporal suele ser fría y sólo se normaliza si se alimentaron recientemente. Son capaces de consumir comida humana pero no encuentran satisfacción o sustento en ella pues la sangre es lo único que puede saciarlos, incluso elementos artificiales como tabletas de sangre o bolsas de transfusiones calientes sólo funcionan parcialmente y nunca poseen el sabor o el impacto de obtener el líquido vital directamente de la fuente.

En cuanto a sus capacidades, además de ser físicamente inmortales y no envejecer jamás, poseen fuerza y velocidad sobrehumanas, las enfermedades no hacen mella de sus cuerpos pero pueden ser portadores, soportan altas y bajas temperaturas con facilidad y suelen de muy astutos. A pesar de sus dones, existen métodos para combatirlos: la verbena les quema la piel como si fuera sumamente urticante y el fuego es capaz de ponerle fin a su existencia, mientras que la sangre de un muerto les puede dejar paralizados e inútiles durante un buen rato. El sol es su gran enemigo al ser hijos de la noche, sus rayos los incineran. Sin embargo, muchos vampiros utilizan objetos mágicos, como anillos encantados, que les permiten caminar bajo la luz del día con sus capacidades disminuidas. Quizás el dato más curioso es que los vampiros sí son capaces de concebir hijos, con otros de su especie o a veces con otros seres vivos creando híbridos que muy pocas veces son amigables con sus progenitores.

La magia es quizá la fuerza más compleja de la creación, pues básicamente engloba todo aquello que no se puede comprender, y aquellos que intentan controlar esas fuerzas han sido llamados de muchas maneras en la historia: locos, insensatos, obrados de milagros, dotados... incluso dioses, pero los nombres que más se repiten durante milenios son los de brujos y hechiceros.

A diferencia del folklore popular, los hechiceros no precisan de ningún elemento para canalizar la magia, ellos mismos son el canal y no requieren de varitas o báculos para llevar a cabo sus milagros aunque algunos escogen utilizarlos como mera actuación. La magia es una fuerza compleja y cambiante y no existe hechicero que pueda domarla por completo. Cada uno suele tener un gran control sobre uno de los cuatro elementos naturales: aire, agua, tierra o fuego, y, en base a ese control, desarrollan hechizos y poderes que los hacen más débiles antes los elementos contrarios. A pesar del gran poder que tienen, no están exentos de pagar el precio que corresponde: cuanta más magia utilicen y más poderes canalicen, más les afectara y más agotado quedará su cuerpo, el reservativo mortal que sirve de canal para obrar sus proezas sobrenaturales.

Si bien su poder en bruto está limitado, los hechizos que pueden hacer parecen no tener límites en cuanto a su versatilidad; son capaces de realzar variadas proezas dentro de su dominio elemental: un mago de fuego puede intentar controlar el calor en todas sus formas y manifestaciones; algunos magos de agua pueden manipular el agua de los seres vivos para curar sus heridas; los magos de tierra pueden manipular su entorno e incluso aquello que se nutre de la tierra, como las plantas y la naturaleza; y los magos de aire pueden controlar incluso el clima que les rodea.

Los hechiceros no siempre son jóvenes, aunque se sabe de algunos que han vivido más de un siglo y aún parece que fueran veintiañeros. Envejecen más lentamente que los seres humanos, más no por ello son inmortales. Las heridas que se hacen con plata suelen ser mortales si son efectuadas en zonas vitales de su cuerpo, mas si son en otras zonas tardarán en sanar varios días.

Los demonios han existido desde que la humanidad tiene memoria, siempre acechando en la oscuridad y ocultándose de la luz para poder susurrarle al oído a las personas palabras que nadie debería oír, tentaciones envueltas en melodías que han llevado a más de uno a cometer indecibles locuras.

Los demonios, a diferencias de los ángeles caídos, no son seres que cayeron de la gracia divina, sino que siempre han sido oscuridad y tentación. Estos nacen de los deseos de las criaturas mortales, tomando forma y convirtiéndose en seres pensantes, en arquetipos del deseo, corrupción y manipulación; los demonios son las cosas que nadie quiere decir, la acciones que nadie quiere hacer, los secretos que nadie quiere contar y las verdades que nadie quiere saber. Pero tampoco es la única forma de que surjan: almas en pena de criminales enviados al infierno tras largos siglos sufriendo y que consiguen escapar suelen tomar la forma de demonios sobre la Tierra, atentando contra la seguridad de quienes lo encerraron en su sufrimiento eterno.

En términos simples y sencillos, los demonios son ideas y emociones prohibidas tan intensas que toman forma material y su propósito es llevar a cabo aquello que los ha concebido. Un demonio nacido de la lujuria reprimida será sucubo o incubo y buscará tentar a otros en los placeres de la carne; un demonio creado a partir de la rabia será muy destructivo y llevara el caos a su alrededor; un demonio nacido de la envidia buscará causar conflictos entre quienes le rodean destruyendo lo que aprecian. Por cada pecado, por cada emoción oscura, puede nacer un demonio para alimentarse de ella.

Todos los demonios tienden a tener formas muy idealizadas para la emoción que representan: algunos son muy hermosos y sensuales; otros muy perturbadores. Al ser seres creador básicamente a partir de emociones; todos tienen una gran capacidad de curar sus heridas, si es que utilizan parte de su energía para curar sus cuerpo materiales. Los demonios nacen de la parte más oscura de la psique y, por lo tanto, los lugares oscuros y ocultos los hacen sentir más a gusto y fuertes, mientras que a la exposición de la luz se sienten más débiles. Todos los demonios tienen grandes poderes de convencimiento y manipulación y muchos manifiestan también capacidades sobrenaturales únicas, normalmente ligadas al vicio que representan.

Muchas debilidades de los demonios han sido confundidas a lo largo de los siglos por las de los vampiros. A diferencia de ellos, el agua bendita, aún cuando uno mismo con un relicario lo ha hecho, puede llevarlos a la agonía inmediata, sintiendo la misma sensación que la de un humano cuando le echan ácido sobre la piel a pesar de no dejar ninguna marca visible. El hierro es un buen elemento para mantenerlos apartados de uno, nunca pudiendo cruzar una barrera de este material o, incluso, siquiera pudiendo tocarlo o rápidamente se harían presente quemaduras en su piel. Eso sí, suelen tener una gran capacidad de sanación, aunque en algunas ocasiones puede ser perjudicial para los demás ya que curar una gran herida suele dejar precuelas en sus seres más queridos.

Se dice que no hay oscuridad más peligrosa que la que ha conocido la luz. Los ángeles caídos son exactamente eso, son seres que estuvieron rodeados por la gracia divina y la virtud y que lo perdieron todo por orgullo, avaricia, lujuria y tantos otros pecados mortales que terminaron por llenar de tanta oscuridad su corazón que sus antaño hermosas alas blancas se convirtieron en cenizas, meras cicatrices en sus omóplatos donde se habían encontrado aún cuando eran seres alados. Físicamente estos ángeles caídos pueden ser indistinguibles de otros seres mortales y comunes, pero en el fondo no podrían ser más distintos puesto que conocen muy bien la bondad y la virtud pero escogen realizar actos malignos que pueden ir desde el simple egoísmo, la búsqueda del placer propio, la entrega al hedonismo, hasta actos tan indiscriminadamente horrendos que los convierten en amenazas para todos los seres que se les cruzan, incluso si se trata de otros ángeles oscuros o demonios.

Los ángeles oscuros, como también se les conoce, poseen capacidades muy tenebrosas. No son capaces ya de invocar la chispa y la luz divina de su interior y sus poderes sobrenaturales tienden a ser destructivos o bien manipuladores de otros; nunca poseen efectos benignos como curación de heridas y protección de otros. En general, los ángeles caídos obtienen energía y satisfacción llevando a otros seres al borde del abismo de la ética y ponen a prueba su voluntad de rechazar al mal y no caer en el abismo… Pero incluso si lo logran, están siempre dispuestos a darles un empujón.

Son seres olvidados en el paraíso de Dios que perdieron el camino hacia la luz, por esa misma razón suelen sentir mayor atracción hacia la oscuridad y las sombras, describiéndolos como seres nocturnos, frecuentadores de los placeres más bajos de la humanidad. No poseen una aura que los destaque ni tampoco son más hermosos que un humano común y corriente: ya no tiene nada que los hagan especiales, incluso han perdido sus alas, lo que suele alimentar la rabia dentro de estos corderos descarrilados. La luz directa puede hacerles un gran daño al igual que el agua bendecida con un relicario.

La muerte no es el final o, al menos, no para todas las criaturas. Nadie sabe a ciencia cierta qué se esconde más allá de la muerte, si es otro mundo, una nueva realidad, la fusión en una conciencia superior o incluso el frío abrazo del olvido. Aquellos que cruzaron al otro lado del velo de la vida nunca vuelven a este mundo, y los que están vivos prefieren no acercarse a un lugar tan extraño y lúgubre. Pero. como siempre sucede, existe una zona gris y, en este caso, existen seres que viven atrapados entre la frontera de este mundo y el siguiente, no queriendo aceptar que han muerto.

Estos seres, conocidos usualmente como poltergeist, fueron alguna vez criaturas vivas y conscientes que siguieron el ciclo normal de sus existencia y enfrentaron su muerte en diversas circunstancias, muchas veces de forma traumática y prematura y esas emociones, ese sensación de tener tanto que hacer aún, esas emociones a flor de piel que los invadieron en el momento en que se vieron enfrentados al túnel del más allá: rabia, celos, envidia, sed de venganza, amor, recelo, miedo; todas esas emociones eran tan poderosas como para evitar que estos seres siguieran su camino y prefirieran quedarse atados a un mundo al que no pertenecían.

Los poltergeist son invisibles e inmateriales, compuestos de una sustancia etérea conocida como ectoplasma. Viven entre los vivos pero no pueden interactuar con ellos. En un olvido constante muchos comienzan a llenarse de emociones negativas y esas emociones les dan suficiente fuerza para interactuar físicamente con el mundo. Algunos poltergeist han llegado a tal grado de maestría que son capaces de materializarse frente a los vivos a interactuar con ellos por períodos cortos de tiempo, sin embargo sus actitudes normalmente están limitadas a manipular las fuerzas que los rodean, causando que los objetos se muevan, los circuitos se fundan y a veces, incluso, pudiendo dañar a los seres vivos. Sea cual sea su origen, en general los poltergeist son espíritus con asuntos pendientes, emociones tan poderosas que los ataron al mundo mortal y lo más triste es que algunos se dejan llevar tanto por estas emociones que olvidan la razón que los ataba a este mundo en primer lugar y terminan vagando eternamente entre la frontera de este mundo con el siguiente.

Aquellos poltergeist que llegan varias décadas vagando por el mundo de los vivos han aprendido a materializarse por varias horas frente a los otros seres, haciéndose pasar por uno más de ellos aunque muchas de sus características difieren: suelen tener una temperatura corporal usualmente fría por carecer realmente de un cuerpo físico, pero, más importante, de sangre en sus venas, y no tienen ninguna necesidad física: nunca son capaces de sentir hambre o sed. Suelen ser seres vengativos y que disfrutan de hacerles jugarretas a los demás, pero con el paso de los años se descubrió que se podían atrapar en cajas de hierro o mantenerlos apartados con este elemento. Así mismo, la sal les hace daño y no son capaces de estar ante la luz del sol en forma corpórea al tratarse, principalmente, de sombras.

La perfección es una de las mayores ambiciones de los seres vivos, siempre tratando de superarse y de romper con los patrones establecidos, siempre intentando sacar lo mejor de cualquier cosa y siempre evolucionando... o experimentando con las herramientas que han inventado hasta el momento. El potencial de evolución es infinito, pero también lo es su codicia y su narcisismo a la hora de vanagloriarse en sus logros y capacidades, y es por ello que algunos fueron tan lejos como para manipular la esencia misma de la vida en búsqueda de la creación de un ser perfecto; si lograban crear un dios, ellos serían dioses a su vez.

Con este fin, un grupo de científicos decidieron iniciar una serie de inusuales experimentos manipulando el ADN de cuanta criatura cayera en sus manos, aislando los componentes que consideraban los mejores y mezclando el ADN de incontables razas obteniendo como resultado seres que combinaban los mejores atributos de cada una, seres tan perfectos que podrían haber sido antiguos dioses arquetípicos; y eso asustó a sus creadores que decidiendo dejar siempre una falencia, un defecto para que sus creaciones no pudieran superarlos y no pusieran en peligro sus ambiciones. Sus crueles creadores los llamaron “mutantes” de una forma despectiva, si bien eran parecidos entre sí, tenían diferentes capacidades, diferentes “mutaciones” que les otorgaban desde curiosas apariencias hasta apoderes sobrenaturales.

Vivieron alejados de un mundo que quizá jamás los aceptaría y se mantuvieron en relativa paz y tranquilidad hasta que tuvieron su primer encuentro con los habitantes de Ratbag, con quienes congeniaron de buena manera, al punto de poder sus capacidades especial a su servicio para ayudarlos a subir a la superficie, y es por eso que se ganaron su apodo de “argonautas”, en referencia a los míticos héroes que acompañaron a Jasón en su búsqueda del vellocino de oro.

Al no tener todos la misma mutación, ninguno tiene una debilidad igual a los de los demás. Sin embargo, usualmente ésta se encuentra en el límite de sus poderes, la extensión en el tiempo que nunca sobrepasará a las de las razas desde las cuales fueron creados: argonautas mutados a partir de hechiceros nunca podrán mantener sus poderes por demasiado tiempo sin agotarse, lo mismo ocurre si es con vampiros u otra especie.

NOTA: Los argonautas que se hayan creado hace más de 19 años nada más podrán tener la mezcla de genes de las razas que son provenientes de Ratbag, lo que significa que ninguno puede tener semejanzas con los ángeles blancos o chamanes. Sin embargo, aquellos que hayan aparecido luego del surgimiento de Ratbag, podrán tener mezcla de genes de todas las razas.

Su existencia, de plano, tiene un aversión magnánima a la luz, especialmente la solar, a la cual le tienen un odio feroz, aunque no les haga un daño realmente grave. Son seres de temperatura helada, y sus rasgos físicos, aunque pueden tener cierta variabilidad, son reconocibles por su piel, de color malva, verdoso, macilenta, en general, o increíblemente pálida, azulada como la de un muerto de varios días. Entre los “catálogos” de su dieta, se encuentran los cerebros de las criaturas pensantes, sean humanos, o humanoides, en su boca se encuentran dos pares de tentáculos retractiles, parecidos a los de un pulpo, capaces de aturdir a su víctima, lo suficiente como para robar cierta parte perteneciente a su encéfalo, matándola en el proceso. Criaturas malvadas, no hay meollo en el asunto para calificarlas de otra forma; en vistas generales, obviando los rasgos ya mencionados, su figura no tiene grandes diferencias con la de un humano, aunque sus orbes pueden carecer de iris, no obstante, tienen una visión perfecta tanto en la oscuridad como en la luz, aunque su sentido auditivo sea algo inútil, no son perfectamente audaces en distinguir un sonido de otro, sin embargo, poseen la capacidad de saber de dónde provinieron… Se rumorea que estas criaturas son hermafroditas, sin embargo, no es un hecho comprobado. Pueden mimetizarse en las multitudes, sin embargo, esto no quita que sean una especie de “zombies”, con un par de accesorios mortales incluidos, y aunque uno de cada cien quizá no encuentre placer en asesinar a sus víctimas, pero si en devorar su cerebro, tras de sí estará la fama de ser una criatura sanguinaria y despiadada.