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You are welcome to this brothel [Priv:Shinichi]
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No debía subírsele a la cabeza. En el momento que le subiera tan solo un poco sabía muy bien que esta no tardaría nada en separarse de su cuello. Simplemente debía tomar los privilegios que se le habían dado como un buen regalo gracias a sus méritos, nunca habría recibido nada si fuera un inepto. La ineptitud era el peor pecado que alguien podía cometer y para su desgracia estaba tan acostumbrado a ver a personas que no llegaban al mínimo de expectativas que con que alguna brillara tan solo un poco ya sobrepasaba por mucho a la gran mayoría. Aquellos que se esforzaban para nada eran los peores, si al final lo que conseguían era basura... sentía que obtendrían lo mismo simplemente haciendo la misma mierda de siempre. Claro que esta clase de sentimientos habían nacido a raíz de que había conseguido ser medianamente alguien en ese mundo. Casi recordaba como si fuera ayer cuando Shinichi decidió cederle la administración de uno de sus locales de Ratbag, allí la luz era más escasa, daba pie para que otro tipo de clientes más peligrosos que a los que estaba acostumbrado en Punce acudieran.
Aún a día de hoy desconocía que había motivado al albino para que un día le dijera que recogiera sus cosas y se fuera, en un principio creyó estar despedido. No es raro que alguien se cansé de otra persona y menos en un mundo como era el de las putas. Estar al lado de alguien, tener cierto cliente y ese tipo de cosas dependían más del capricho de lo que muchos podían llegar a pensar. Ser olvidado, abandonado, dejado atrás, sustituido... fácil, solo debía salir alguien mejor, más capacitado o simplemente que se le apeteciera por ser la nueva novedad. Después de todo él había usurpado el lugar de su predecesor como secretario con relativa facilidad. No sería de extrañar que fuera él también dejado de lado de la misma forma. Sin embargo en ningún momento había vivido con miedo de que eso sucediese, era verdad que se había acomodado a la vida tras un escritorio y algún que otro cliente muy escaso por la falta de tiempo para dar citas, era una vida buena, francamente hablando. Pero igualmente quedar degradado tampoco sería tan malo, simplemente debería hacer lo que siempre había hecho, a diferencia de muchos él no estaba allí por una fuerte necesidad o incomprensión, estaba allí porque quería, por muy asquerosas que a veces se pusieran las cosas. No era ningún ángel como para mancharse de todo aquello, es más seguramente él nació siendo más sucio que cualquier otra persona.
Por ello fue una sorpresa, tanto que sus ojos se abrieron ligeramente cuando le fue comunicado que dejaría aquel lugar simplemente para administrar él mismo uno. Nunca se lo tomó como algo bueno, incluso hoy cuando puede permitirse llevar cada día un traje medianamente ceñido a su cuerpo en lugar de camisas viejas, o sentarse en un suave diván de cuero, o pasar su tiempo en las librerías de los alrededores, llenando su casa de valiosos tesoros pertenecientes a ese lugar. No, no era bueno, uno no podía llenarse las manos sin esperar que algo se les cayera de ellas y eso es con lo que más cuidado tenía que tener. Se le había dado algo, ahora debía manejarlo con sumo cuidado... aunque suponía que simplemente no debía administrarlo, sino que mejorarlo. Cualquiera podía llevar un prostíbulo, que este en lugar de ser un suburbio se volviera algo que mereciera la pena visitar era algo realmente difícil. Hacía un mes largo que había volcado todos sus esfuerzos en hacer que el “Akai Ryuu” (Dragón Rojo) dejara de ser un simple lugar para practicar el sexo, casi había tenido que suplicar fondos, razón por la que había administrado con celo el dinero que se le había dado, para convertir ese lugar no solo en un prostíbulo, sino un minicasino, donde el premio si se gastaba lo suficiente y se tenía muy buena suerte, podía ser una noche con las chicas o chicos más caros del lugar.
Algo diferente normalmente hacía cambiar el valor de las cosas, estaba contento con el cambio que había tornado ese lugar, en lugar de estar orientado a tener mucha clientela, se había centrado en hacer que existiera una escasa clientela que no temiera de gastar mucho más de lo comedido y pasará más tiempo en ese lugar. Sin embargo y diferente a lo que debería haber hecho, no había dado muchas explicaciones a su proveedor de fondos, desgraciadamente las horas diarias no le alcanzaban muchas veces y sus notificaciones en ocasiones como cuentas y correos se hacían escasos, aún cuando lo tenía todo perfectamente ordenado. Quizás por ello era que ahora el albino había decidido desplazarse aquella noche hasta allí, ver en que había convertido el prostíbulo podían agradarle o disgustarle, nunca se sabía que tipo de reacción iba a tener el vampiro.
También tendría que presentar el nuevo proyecto de reformas que quería hacer allí, eran un negocio semilegal, ante la policía allí no se prostituía nadie, pero incluso si eran descubiertos, un simple fajo de billetes o una bonita compañía podían cerrar el pico de cualquier hombre independientemente de quien se tratara. Eso era algo que se le había enseñado en sus días como secretario... eso era una cosa, pero él deseaba meterse en cosas un poco más turbias... Ratbag era el sitio perfecto para hacerlas, tan solo necesitaba que el mismo Shinichi le respaldase, como bien sabía, su cabeza si hacía algo desagradable podía pender de un hilo.
Estaba bien si la perdía... era un castigo justo si había sido inepto.
Supo que había llegado a pesar de estar en su despacho, sus ojos morados brillaron un segundo, para acudir a la puerta donde ya estaba el albino.
-Buenas noches-dijo apenas en un susurro, su costumbre de hablar bajo no desaparecía- Espero que el viaje se hiciera sin percances, ¿desea que primero le muestre el lugar o por el contrario desea descansar?-acompañó sus palabras de una pequeña sonrisa.
Aún a día de hoy desconocía que había motivado al albino para que un día le dijera que recogiera sus cosas y se fuera, en un principio creyó estar despedido. No es raro que alguien se cansé de otra persona y menos en un mundo como era el de las putas. Estar al lado de alguien, tener cierto cliente y ese tipo de cosas dependían más del capricho de lo que muchos podían llegar a pensar. Ser olvidado, abandonado, dejado atrás, sustituido... fácil, solo debía salir alguien mejor, más capacitado o simplemente que se le apeteciera por ser la nueva novedad. Después de todo él había usurpado el lugar de su predecesor como secretario con relativa facilidad. No sería de extrañar que fuera él también dejado de lado de la misma forma. Sin embargo en ningún momento había vivido con miedo de que eso sucediese, era verdad que se había acomodado a la vida tras un escritorio y algún que otro cliente muy escaso por la falta de tiempo para dar citas, era una vida buena, francamente hablando. Pero igualmente quedar degradado tampoco sería tan malo, simplemente debería hacer lo que siempre había hecho, a diferencia de muchos él no estaba allí por una fuerte necesidad o incomprensión, estaba allí porque quería, por muy asquerosas que a veces se pusieran las cosas. No era ningún ángel como para mancharse de todo aquello, es más seguramente él nació siendo más sucio que cualquier otra persona.
Por ello fue una sorpresa, tanto que sus ojos se abrieron ligeramente cuando le fue comunicado que dejaría aquel lugar simplemente para administrar él mismo uno. Nunca se lo tomó como algo bueno, incluso hoy cuando puede permitirse llevar cada día un traje medianamente ceñido a su cuerpo en lugar de camisas viejas, o sentarse en un suave diván de cuero, o pasar su tiempo en las librerías de los alrededores, llenando su casa de valiosos tesoros pertenecientes a ese lugar. No, no era bueno, uno no podía llenarse las manos sin esperar que algo se les cayera de ellas y eso es con lo que más cuidado tenía que tener. Se le había dado algo, ahora debía manejarlo con sumo cuidado... aunque suponía que simplemente no debía administrarlo, sino que mejorarlo. Cualquiera podía llevar un prostíbulo, que este en lugar de ser un suburbio se volviera algo que mereciera la pena visitar era algo realmente difícil. Hacía un mes largo que había volcado todos sus esfuerzos en hacer que el “Akai Ryuu” (Dragón Rojo) dejara de ser un simple lugar para practicar el sexo, casi había tenido que suplicar fondos, razón por la que había administrado con celo el dinero que se le había dado, para convertir ese lugar no solo en un prostíbulo, sino un minicasino, donde el premio si se gastaba lo suficiente y se tenía muy buena suerte, podía ser una noche con las chicas o chicos más caros del lugar.
Algo diferente normalmente hacía cambiar el valor de las cosas, estaba contento con el cambio que había tornado ese lugar, en lugar de estar orientado a tener mucha clientela, se había centrado en hacer que existiera una escasa clientela que no temiera de gastar mucho más de lo comedido y pasará más tiempo en ese lugar. Sin embargo y diferente a lo que debería haber hecho, no había dado muchas explicaciones a su proveedor de fondos, desgraciadamente las horas diarias no le alcanzaban muchas veces y sus notificaciones en ocasiones como cuentas y correos se hacían escasos, aún cuando lo tenía todo perfectamente ordenado. Quizás por ello era que ahora el albino había decidido desplazarse aquella noche hasta allí, ver en que había convertido el prostíbulo podían agradarle o disgustarle, nunca se sabía que tipo de reacción iba a tener el vampiro.
También tendría que presentar el nuevo proyecto de reformas que quería hacer allí, eran un negocio semilegal, ante la policía allí no se prostituía nadie, pero incluso si eran descubiertos, un simple fajo de billetes o una bonita compañía podían cerrar el pico de cualquier hombre independientemente de quien se tratara. Eso era algo que se le había enseñado en sus días como secretario... eso era una cosa, pero él deseaba meterse en cosas un poco más turbias... Ratbag era el sitio perfecto para hacerlas, tan solo necesitaba que el mismo Shinichi le respaldase, como bien sabía, su cabeza si hacía algo desagradable podía pender de un hilo.
Estaba bien si la perdía... era un castigo justo si había sido inepto.
Supo que había llegado a pesar de estar en su despacho, sus ojos morados brillaron un segundo, para acudir a la puerta donde ya estaba el albino.
-Buenas noches-dijo apenas en un susurro, su costumbre de hablar bajo no desaparecía- Espero que el viaje se hiciera sin percances, ¿desea que primero le muestre el lugar o por el contrario desea descansar?-acompañó sus palabras de una pequeña sonrisa.
Invitado
Invitado
Despertarse luego de servir a toda la podredumbre junta. Aunque prefería hacerlo en Punce que en Ratbag ―Servir a la podredumbre es el trabajo inestable del rey ― Si apenas desde que había llegado tenía una o dos horas para dormir, por suerte tenía una buena alimentación, la sangre nunca le faltaba aunque los golpes las humillaciones eran las que sobraba. Shin se levantó de la cama pisando el frio piso de aquella habitación aunque para un vampiro como él no era mucho, simplemente se miró frente al espejo de su cama, mirando su cuerpo desnudo, era demasiado alto, casi dos metros. El peli plata suspiro, tocando su cuello, recorriendo sus tatuajes, luego su brazo e incluso el de su abdomen, muchas veces intentaba recordar porque tenía tantos tatuajes, pero simplemente luego volvía a olvidarlo, quizás por compromiso o quizás por la sola idea de que los recuerdos dolían. En fin, por mientras se levantaba buscaba una toalla y ropa limpia. La humedad de aquella casa se hacía presente en las paredes, denotando aquel color un tanto verde, como si fuera un leve moho en las paredes, aunque estaban limpias de eso no había duda por lo que simplemente suspiro con fuerzas hasta que se tomó un baño, un rápido, secando su mediana cabellera plata con una toalla y luego se vistió como siempre, con ropa casual, Shinichi tomo lo primero que estuvo a mano y se colocó todos sus partes para salir.
Al cabo de unos minutos llegaba a su cabaret en Punce, al seguir por una curva los filosos ojos de Shin dieron con un movimiento, su nariz respingona fue la que olfateo el aire, sintiendo un aroma mezclado con el que todos al pasar aquí, era difícil conseguir sacar el aroma de alguien, pero por alguna razón sintió que alguien le observaba, finalmente yendo con tranquilidad llego hasta donde uno de sus secretarios le habían llamado. Le daban nota de aquel burdel que debía visitar en Ratbag, y unos cuantos tramites más que debía realizar, por suerte sería en unos cuantos días, tenía tiempo de descansar. Sus días eran todos iguales, despertarse, darse baños y luego salir al trabajo, pero por suerte tuvo varios días en los cuales se había dedicado a procrastinar, literalmente. Pero no le molestaba, ya luego tendría tiempo de sobra para preocuparse por todas las mierdas las cuales debía hacerse cargo…
Últimamente y luego de aquellos días había podido descansar mejor de lo que había hecho en los últimos años, había logrado conseguir a alguien de “confianza” al menos esa aura era la que desprendía, durante su tiempo de prueba el pelinegro siempre había estado en buenos ánimos y realmente decidido para todo lo que el albino le decía. Incluso varias veces le había dado ideas para mejorar los papeles y la velocidad en la cual trabajaban los temas administrativos. Con su tiempo libre el albino había comenzado a salir a buscar aún más gente, incluso aquellos que ya no trabajaban como a él le gustaba… pues simplemente era dinero en su bolsillo y unos cuantos órganos para uno de sus “socios”. En fin, el día de hoy iría a ver luego de mucho tiempo a uno de sus burdeles en Ratbag, hacía mucho tiempo que no estaba por esos lares, el albino se había dado cuenta desde hace mucho tiempo, que quienes más entraban en sus burdeles de Ratbag eran los de Punce por lo cual siempre solía buscar clientela allí. Punce era mucho más tranquilo que lo que ofrecía Ratbag, había vivido casi toda su vida en las sombras estar en Punce para él solía ser como sus vacaciones. Pero ahora debía volver a Ratbag tan solo para ver si todo estaba en perfectas condiciones.
Luego de la típica rutina del albino tomo una taza de café y emprendió su viaje hasta Ratbag, llegar al centro del mismo y luego a las zonas en donde estaban sus “negocios” solía ser algo cansador, estaba lejos, quizás demasiado las horas las que debía manejar, pero debía hacerlo, tenía varias casas cerca de donde iba, por lo cual no se molestaría volver al otro día. Las horas pasaron y finalmente llego hasta donde se suponía debía llegar, su lánguido cuerpo salió de aquel automóvil negro acomodando las gafas de sol sobre su cabeza, allí no hacía falta, estaba todo oscuro, el olor de la sangre putrefacta de la gente de Ratbag le ponía de mal humor, rechisto y se adentró a su burdel. Su mirada fue de arriba hacia abajo, estaba cambiado realmente… Pero le gustaba, una ligera sonrisa se posó sobre su rostro afilando su mirada para acomodar un mechón de cabello tras su oreja. Su mirada se encontró con la del moreno. ― Zephire, veo que has hecho un gran trabajo aquí ¿No? ― Carraspeo ladeando sus labios. ― Cierren las puertas, no quiero que nadie entre hasta que le dé el visto bueno. ― Demando e inmediatamente aquellos hombres de “seguridad” cerraron las puertas. El aroma allí dentro estaba algo viciado, pero estaba todo reluciente. La sonrisa socarrona no desaparecía de entre sus labios.
― El viaje estuvo bien, gracias. Y prefiero dar una visita, realmente me llama bastante la atención, quiero que me digas los números utilizados en esto. ― Le dijo mientras sobaba sus dedos índice y pulgar con la tipa seña de “dinero”. ― ¿No has tenido problemas verdad? Quiero que me cuentes todo con lujo de detalle. ― Término de decir para acercarse a una fémina y tocarle el hombro. ― Tú, tráeme sake. ¿Quieres algo para beber Zephire? ― Pregunto invitándole mientras que sus ojos recorrían el lugar, parecía salido de las películas, estaba mejor incluso que muchos de sus burdeles en Punce. Podía sentir el aroma del dinero ahora mismo, el albino se encontraba emocionado, parecía un niño pequeño en una juguetería. Aunque muy bien se sabía que el albino no era ningún niño y aquello estaba lejos de ser una juguetería. ― Todo este tiempo que tuve para descansar es el que te has tomado para hacer esta maravilla… Nunca pensé que unos de mis hombres pudieran tener tanta visión, realmente me agradas. ― Canturreo dándole unos golpes en el hombro. Shinichi no le daba muestras de afecto a nadie, no sabía que era el cariño pero solía demostrar su aceptación con ligeros topecitos, Zephire se los tenía ganado, había trabajado bien… solo esperaba que no hubiera un muerto bajo la alfombra, metafóricamente hablando.
Al cabo de unos minutos llegaba a su cabaret en Punce, al seguir por una curva los filosos ojos de Shin dieron con un movimiento, su nariz respingona fue la que olfateo el aire, sintiendo un aroma mezclado con el que todos al pasar aquí, era difícil conseguir sacar el aroma de alguien, pero por alguna razón sintió que alguien le observaba, finalmente yendo con tranquilidad llego hasta donde uno de sus secretarios le habían llamado. Le daban nota de aquel burdel que debía visitar en Ratbag, y unos cuantos tramites más que debía realizar, por suerte sería en unos cuantos días, tenía tiempo de descansar. Sus días eran todos iguales, despertarse, darse baños y luego salir al trabajo, pero por suerte tuvo varios días en los cuales se había dedicado a procrastinar, literalmente. Pero no le molestaba, ya luego tendría tiempo de sobra para preocuparse por todas las mierdas las cuales debía hacerse cargo…
Últimamente y luego de aquellos días había podido descansar mejor de lo que había hecho en los últimos años, había logrado conseguir a alguien de “confianza” al menos esa aura era la que desprendía, durante su tiempo de prueba el pelinegro siempre había estado en buenos ánimos y realmente decidido para todo lo que el albino le decía. Incluso varias veces le había dado ideas para mejorar los papeles y la velocidad en la cual trabajaban los temas administrativos. Con su tiempo libre el albino había comenzado a salir a buscar aún más gente, incluso aquellos que ya no trabajaban como a él le gustaba… pues simplemente era dinero en su bolsillo y unos cuantos órganos para uno de sus “socios”. En fin, el día de hoy iría a ver luego de mucho tiempo a uno de sus burdeles en Ratbag, hacía mucho tiempo que no estaba por esos lares, el albino se había dado cuenta desde hace mucho tiempo, que quienes más entraban en sus burdeles de Ratbag eran los de Punce por lo cual siempre solía buscar clientela allí. Punce era mucho más tranquilo que lo que ofrecía Ratbag, había vivido casi toda su vida en las sombras estar en Punce para él solía ser como sus vacaciones. Pero ahora debía volver a Ratbag tan solo para ver si todo estaba en perfectas condiciones.
Luego de la típica rutina del albino tomo una taza de café y emprendió su viaje hasta Ratbag, llegar al centro del mismo y luego a las zonas en donde estaban sus “negocios” solía ser algo cansador, estaba lejos, quizás demasiado las horas las que debía manejar, pero debía hacerlo, tenía varias casas cerca de donde iba, por lo cual no se molestaría volver al otro día. Las horas pasaron y finalmente llego hasta donde se suponía debía llegar, su lánguido cuerpo salió de aquel automóvil negro acomodando las gafas de sol sobre su cabeza, allí no hacía falta, estaba todo oscuro, el olor de la sangre putrefacta de la gente de Ratbag le ponía de mal humor, rechisto y se adentró a su burdel. Su mirada fue de arriba hacia abajo, estaba cambiado realmente… Pero le gustaba, una ligera sonrisa se posó sobre su rostro afilando su mirada para acomodar un mechón de cabello tras su oreja. Su mirada se encontró con la del moreno. ― Zephire, veo que has hecho un gran trabajo aquí ¿No? ― Carraspeo ladeando sus labios. ― Cierren las puertas, no quiero que nadie entre hasta que le dé el visto bueno. ― Demando e inmediatamente aquellos hombres de “seguridad” cerraron las puertas. El aroma allí dentro estaba algo viciado, pero estaba todo reluciente. La sonrisa socarrona no desaparecía de entre sus labios.
― El viaje estuvo bien, gracias. Y prefiero dar una visita, realmente me llama bastante la atención, quiero que me digas los números utilizados en esto. ― Le dijo mientras sobaba sus dedos índice y pulgar con la tipa seña de “dinero”. ― ¿No has tenido problemas verdad? Quiero que me cuentes todo con lujo de detalle. ― Término de decir para acercarse a una fémina y tocarle el hombro. ― Tú, tráeme sake. ¿Quieres algo para beber Zephire? ― Pregunto invitándole mientras que sus ojos recorrían el lugar, parecía salido de las películas, estaba mejor incluso que muchos de sus burdeles en Punce. Podía sentir el aroma del dinero ahora mismo, el albino se encontraba emocionado, parecía un niño pequeño en una juguetería. Aunque muy bien se sabía que el albino no era ningún niño y aquello estaba lejos de ser una juguetería. ― Todo este tiempo que tuve para descansar es el que te has tomado para hacer esta maravilla… Nunca pensé que unos de mis hombres pudieran tener tanta visión, realmente me agradas. ― Canturreo dándole unos golpes en el hombro. Shinichi no le daba muestras de afecto a nadie, no sabía que era el cariño pero solía demostrar su aceptación con ligeros topecitos, Zephire se los tenía ganado, había trabajado bien… solo esperaba que no hubiera un muerto bajo la alfombra, metafóricamente hablando.
Shinichi
Vampiro
Mensaje : 93
Dolares : 381
Supo que se había ganado de alguna forma la aprobación de Shinichi nada más le vio entrar por la puerta, por el momento su sonrisa no parecía disgustada, teniendo en cuenta que había arreglado la fachada del lugar, así como acondicionado de mejor manera su interior para que fuera atractivo a primera vista. Realmente tenía mejor aspecto del que había tenido en un principio, es por ello que sonriera nada más entrar, significaba que no estaba mal encaminado en la estética que le había querido dar a aquel lugar. Eso era suficiente como para liberar un poco de la tensión que había estado guardando aquella tarde hasta ese momento, suficiente, a primera vista no era un inepto. Pero tampoco se confiaba, apenas le había mostrado la punta del iceberg, aún quedaban muchas cosas que juzgar, las suficientes como para que en el peor de los casos si el otro no era convencido, cambiara de expresión. Tenía la confianza de que se sentiría agradado, pero era eso, no vendía la moto antes de conseguirla. Era cuestión de gustos mantenerse a la defensiva, simplemente no se relajaría hasta que lo hubiera visto todo y en consecuencia se hubiera enterado de cada pequeño detalle que le hubiera estado reservando para aquella visita.
-Muchas gracias-asintió con una sonrisa ante el alago refrente a su administración, realmente había puesto allí todos sus esfuerzos.
No le agradó que el lugar se cerrara por aquella visita, aunque era más que normal, si el jefe estaba allí como mínimo se querría tomar una lenta visita sin las interrupciones de cualquier cliente con aires de grandeza. Cada día que cerraban era un día de pérdidas, y eso no era lo peor, aquellos que deseaban esa clase de servicios no se quedaban quietos si se encontraban el local cerrado, simplemente se iban a otro. Eso por supuesto daba mala fama al emplazamiento. Pero eso no era nada nuevo para su jefe, él debía ser consciente de las perdidas y debían darle igual. Si tan solo hubiera pensado en el habría avisado con antelación a los posibles clientes, ese era un fallo que no se tomaría el placer de cometer dos veces, una vez supiera como el modo de comportarse de aquel hombre, más de lo que ya lo conocía, no le sería muy difícil adaptarse a sus curiosidades. Todo se trataba de aprendizaje, saber algo y recordarlo hacía posible enfrentar cualquier tema futuro en referencia al actual.
El golpe en su hombro aprobador, así como las palabras de alago, realmente le emocionaron, era curiosa esa emoción, para él que no era alguien especialmente sensible, que reconocieran su obra y lo comparasen de manera tan positiva, hasta cierto punto le era agradable, aunque sinceramente no sabía responderá aun alago como ese, así que simplemente asintió... tampoco era de agradecer, él lohabía echo bien pr si mismo, dar gracias, sería de alguna forma absurdo...
-Tomaré tan solo agua-ordenó indirectamente a la chica que su jefe había parado, se adelantó un par de pasos para guiarlo, reorganizando sus ideas al respecto de como comenzar a explicarle aquel lugar- Para ser sincero, gasté en gran mayoría todos los fondos que me fueron entregados en la remodelación de la fachada y del primer piso, la segunda planta está a medio acondicionar y se sufragó con lo obtenido durante la inauguración del mini casino, por supuesto ese día solo hubieron premios menores en contraste con lo que se ganó... no es como para andar teniendo pérdidas desde el primer día- era la manera bonita de decir que todos los juegos estaban de una forma u otra trucados, pero tampoco podía dejarlo todo a la suerte o tendría problemas-Para los próximos dos meses pronostico que habremos recuperado la inversión hecha en un principio, así que actualmente no hemos conseguido beneficios reales, al menos hasta que no se salde la deuda, una vez esté terminada, pienso acondicionar la segunda planta con lo que corresponde de beneficios. Actualmente nuestro crecimiento está siendo bastante positivo así que no creo que haya problemas de sacar una vez se cumpla la deuda todos beneficios, es cada vez más común que algunas élites se acerquen, lo que es siempre de agradecer.
Se llevó una mano a la garganta, acababa de hablar mucho, en apenas todo un susurro, musitaba las palabras, informando de todo lo que podía, carecer de detalles podría demostrar que no estaba emocionado para nada con el resultado, cuando eso no era cierto. Se había volcado, su recompensa era que no le echaran a la calle después de todo lo que había hecho. La chica terminó llevando ambas bebidas a ambos, sirviéndole el sake caliente al otro.
-Si me acompaña le mostraré el minicasino para que lo vea por si mismo.
Lo acompañó hasta unas puertas doradas que dos chicos se encargaron de abrir de paz en paz, le había gustado el concepto de los viejos casinos de los años 80, con sus elegantes lámparas de cristal, las paredes vintage en dorados y rojos, las mesas de juego tenían luces led, simplemente porque había estudiado que en ciertas áreas las luces podían influir en el comportamiento humano e inducir a que se continuara con el juego. Quizás por ello no se había excedido en estas. Al fondo había una larga barra que daba lugar a un pequeño bar, rodeándolo había varías zonas de divanes, apartadas de la zona de juegos y por lo tanto más privadas y oscuras. Intentaba darle una nueva atracción a un lugar, pero sin olvidar que era lo primero que se ofertaba, por ello en algunas barras de billar o en las esquinas se podían ver barras de baile. Aunque por lo general vestía a las chicas con provocadores vestidos elegantes y a los hombres lo suficientemente elegantes para que resultaran atractivos pero no lo suficiente como para que fueran confundidos por los clientes.
-Hundí toda la planta baja para conseguir este espacio, anteriormente aquí había un pequeño bar y habitaciones, más que muchos clientes busco a pocos pero con dinero, no es lo mismo mantener a 10 chicas sobre explotadas que a 5 a las cuales se les trata de manera inmejorable durante el tiempo que pasan con los clientes, aunque existen muchos gustos, lo que hagan en las habitaciones me es casi desconocido-se hundió de hombros-Las máquinas están en su mayoría trucadas, se suelen entregar premios de vez en cuando para mantener el vicio, pero a la mayoría no le importa en verdad ganar solo relajarse antes de pasar aquí la velada, ofertamos servicios físicos las 24 horas, pero el casino solo está abierto de noche. -miró hacia arriba para encarar a su jefe, casi había olvidado la cabeza de altura que les separaba- Si desea puede descansar aquí un momento, luego puedo mostrarle las habitaciones y a los chicos, hice nuevas contrataciones y me deshice de aquellos que no se vendían lo suficiente- era leí de vida, no todos podían permanecer en aquel lugar, sol los más guapos o habilidosos- Si quiere incluso más tarde o ahora puedo mostrarle alguno de estos juegos, tratándose de usted no haré trampa-sonrió un poco, apartó su mano de la garganta- Por cierto si aún no cenó, puedo mandar que le busquen a alguien...
-Muchas gracias-asintió con una sonrisa ante el alago refrente a su administración, realmente había puesto allí todos sus esfuerzos.
No le agradó que el lugar se cerrara por aquella visita, aunque era más que normal, si el jefe estaba allí como mínimo se querría tomar una lenta visita sin las interrupciones de cualquier cliente con aires de grandeza. Cada día que cerraban era un día de pérdidas, y eso no era lo peor, aquellos que deseaban esa clase de servicios no se quedaban quietos si se encontraban el local cerrado, simplemente se iban a otro. Eso por supuesto daba mala fama al emplazamiento. Pero eso no era nada nuevo para su jefe, él debía ser consciente de las perdidas y debían darle igual. Si tan solo hubiera pensado en el habría avisado con antelación a los posibles clientes, ese era un fallo que no se tomaría el placer de cometer dos veces, una vez supiera como el modo de comportarse de aquel hombre, más de lo que ya lo conocía, no le sería muy difícil adaptarse a sus curiosidades. Todo se trataba de aprendizaje, saber algo y recordarlo hacía posible enfrentar cualquier tema futuro en referencia al actual.
El golpe en su hombro aprobador, así como las palabras de alago, realmente le emocionaron, era curiosa esa emoción, para él que no era alguien especialmente sensible, que reconocieran su obra y lo comparasen de manera tan positiva, hasta cierto punto le era agradable, aunque sinceramente no sabía responderá aun alago como ese, así que simplemente asintió... tampoco era de agradecer, él lohabía echo bien pr si mismo, dar gracias, sería de alguna forma absurdo...
-Tomaré tan solo agua-ordenó indirectamente a la chica que su jefe había parado, se adelantó un par de pasos para guiarlo, reorganizando sus ideas al respecto de como comenzar a explicarle aquel lugar- Para ser sincero, gasté en gran mayoría todos los fondos que me fueron entregados en la remodelación de la fachada y del primer piso, la segunda planta está a medio acondicionar y se sufragó con lo obtenido durante la inauguración del mini casino, por supuesto ese día solo hubieron premios menores en contraste con lo que se ganó... no es como para andar teniendo pérdidas desde el primer día- era la manera bonita de decir que todos los juegos estaban de una forma u otra trucados, pero tampoco podía dejarlo todo a la suerte o tendría problemas-Para los próximos dos meses pronostico que habremos recuperado la inversión hecha en un principio, así que actualmente no hemos conseguido beneficios reales, al menos hasta que no se salde la deuda, una vez esté terminada, pienso acondicionar la segunda planta con lo que corresponde de beneficios. Actualmente nuestro crecimiento está siendo bastante positivo así que no creo que haya problemas de sacar una vez se cumpla la deuda todos beneficios, es cada vez más común que algunas élites se acerquen, lo que es siempre de agradecer.
Se llevó una mano a la garganta, acababa de hablar mucho, en apenas todo un susurro, musitaba las palabras, informando de todo lo que podía, carecer de detalles podría demostrar que no estaba emocionado para nada con el resultado, cuando eso no era cierto. Se había volcado, su recompensa era que no le echaran a la calle después de todo lo que había hecho. La chica terminó llevando ambas bebidas a ambos, sirviéndole el sake caliente al otro.
-Si me acompaña le mostraré el minicasino para que lo vea por si mismo.
Lo acompañó hasta unas puertas doradas que dos chicos se encargaron de abrir de paz en paz, le había gustado el concepto de los viejos casinos de los años 80, con sus elegantes lámparas de cristal, las paredes vintage en dorados y rojos, las mesas de juego tenían luces led, simplemente porque había estudiado que en ciertas áreas las luces podían influir en el comportamiento humano e inducir a que se continuara con el juego. Quizás por ello no se había excedido en estas. Al fondo había una larga barra que daba lugar a un pequeño bar, rodeándolo había varías zonas de divanes, apartadas de la zona de juegos y por lo tanto más privadas y oscuras. Intentaba darle una nueva atracción a un lugar, pero sin olvidar que era lo primero que se ofertaba, por ello en algunas barras de billar o en las esquinas se podían ver barras de baile. Aunque por lo general vestía a las chicas con provocadores vestidos elegantes y a los hombres lo suficientemente elegantes para que resultaran atractivos pero no lo suficiente como para que fueran confundidos por los clientes.
-Hundí toda la planta baja para conseguir este espacio, anteriormente aquí había un pequeño bar y habitaciones, más que muchos clientes busco a pocos pero con dinero, no es lo mismo mantener a 10 chicas sobre explotadas que a 5 a las cuales se les trata de manera inmejorable durante el tiempo que pasan con los clientes, aunque existen muchos gustos, lo que hagan en las habitaciones me es casi desconocido-se hundió de hombros-Las máquinas están en su mayoría trucadas, se suelen entregar premios de vez en cuando para mantener el vicio, pero a la mayoría no le importa en verdad ganar solo relajarse antes de pasar aquí la velada, ofertamos servicios físicos las 24 horas, pero el casino solo está abierto de noche. -miró hacia arriba para encarar a su jefe, casi había olvidado la cabeza de altura que les separaba- Si desea puede descansar aquí un momento, luego puedo mostrarle las habitaciones y a los chicos, hice nuevas contrataciones y me deshice de aquellos que no se vendían lo suficiente- era leí de vida, no todos podían permanecer en aquel lugar, sol los más guapos o habilidosos- Si quiere incluso más tarde o ahora puedo mostrarle alguno de estos juegos, tratándose de usted no haré trampa-sonrió un poco, apartó su mano de la garganta- Por cierto si aún no cenó, puedo mandar que le busquen a alguien...
Invitado
Invitado
Era increíble ver como Shinichi le prestaba atención al moreno, solo porque le decía cosas que le interesaba, la verdad todo se veía bastante bien y lindo, le gustaba como estaba todo aquello. Afirmaba con su rostro todo lo que el pelinegro le decía puesto que le parecía bastante interesante, pero hubo un detalle. ¿5 en vez de 10? La verdad era mejor pagarle a 5 que pagarle a diez, pero ¿Ellas podrían hacer todo lo que hacían las otras? ― ¿Realmente piensas que solo cinco harán el trabajo de diez? ― Le pregunto ladeando sus labios. ― Me parece interesante que pienses que a ellas las podremos “cuidar” un poco mejor, pero aun así tener a diez es porque son bastante solicitadas. O… ¿Acaso es por turnos? ― Volvió a preguntar. ― Creo que de esa manera podrían incluso descansar un poco. Bueno, solo digo el que realmente sabe eres tú. ― Alago al moreno porque al fin de cuentas para eso lo había contratado, la verdad era que esperaba bastante de aquel moreno, demasiado quizás pero de momento había cumplido con todas sus expectativas.
Para cuando le trajeron su sake comenzó a beber mientras miraba todo aquello, le parecía perfecto, todo muy lindo y demás. Aunque a él le hubiera gustado de los años 50, por alguna razón se había enamorado de esa época, aunque los 80 la verdad que no estaban nada mal, todo lucía muy bien, parecía un pequeño Las vegas, sin ser extremadamente insoportable en cuanto a las luces. Llamaban a jugar, era muy cierto. Viro su cuerpo mientras rebuscaba entre las cortinas mirando que todo estaba perfecto. ― Muy buen trabajo, y si… Me imagino que las ganancias comenzaran a verse luego. Mientras se recupere todo lo invertido creo que estará muy bien. Has conseguido hacer de este lugar un buen lugar para gastar dinero. Y en cuanto al personal ¿Algún problema? ¿No han venido a querer causarte problemas? En Ratbag no se encuentran los más dóciles, siempre traen problemas e incluso peleas. ― La verdad era aquella, la mayoría de sus trabajadores no eran lo mejor de Ratbag o de Punce, siempre se metían en pleitos en donde la seguridad tenía que intervenir, aunque claro ahora mismo con estas pintas de seguro había contratado a gente más capacitada.
― ¿Tienes las fotos de los nuevos contratados? O quizás un formulario, algo en donde pueda verlos, tengo que comenzar a ponerlos también junto a los demás. Aunque me imagino que ya lo has hecho. ¿Cierto? ― Parecía mucha presión para el moreno, desde contratar gente hasta remodelar la fachada, en todo había pequeños detalles que Shinichi buscaba un margen de error para remarcárselo, no era porque fuera un tipo que le gustaba restregar en la cara los errores, o quizás si… pero en esa ocasión era simplemente para hacerle ver que aunque fueran pequeñas cosas siempre se podía mejorar, aunque hasta el momento todo estaba más que perfecto. Aun así el albino quería conocer a aquellos que iban a trabajar, la mayoría de las veces era él quien se encargaba de las entrevistas, pero se podía decir que el albino estaba confiando mucho en el moreno. Para cuando le pregunto si tenía hambre una sonrisa se posó sobre sus labios, le parecía gracioso que le ofrecieran a alguien de manera tan natural, la mayoría de las veces incluso hasta vampiros se aterraban de como aquel albino podía tomar la vida de los demás sin si quiera que se le moviera un pelo, aquello era un punto más a favor del moreno. ― No te preocupes, bebí antes de salir de casa. Por ahora estoy bien. ― Confeso moviendo su mano y haciéndola girar ligeramente.
―Hoy estaré hasta que termine la jornada, así que tendrás que irme mostrando como has estado trabajando últimamente. Pueden abrir las puertas. ― Ordeno virando su cuerpo para extender sus brazos dando la orden. Había mirado mucho más de lo que pensaba ver, faltaban cosas, detalles mínimos pero la verdad que no eran nada a comparación de lo que habían realizado, ahora venía la parte pesada quizás para Zephire, Shinichi ahora mismo estaba en una fase en donde no se conocía ni a él mismo, todo porque obviamente lo que le mostraba le gustaba y sabía que tendría rentabilidad, pero solo hacía falta que sucediera algo negativo para que toda aquella “felicidad” y aceptación del albino se fuera al demonio. Camino lento mirando entre aquellos pasillos, todo estaba impecable, hasta parecía que se podía comer en el piso, aunque claro cualquiera con dos dedos de frente no lo haría. Se encamino hasta la oficina en donde abrió las puertas y simplemente se tiro sobre aquel sofá el cual agradecía que no hubiera cambiado de lugar, cruzo sus piernas y dio un fuerte bostezo. ― Creo que debes de tener ganas de mandarme al demonio realmente. ― Confeso tomando su ultimo trago de sake dejando de lado aquel cuenco. ― ¿Sabes por qué me caes bien Zephire? ― Pregunto cerrando sus ojos. ― Porque haces todo lo que te pido e incluso lo haces mejor de lo cual te lo pedi. Además eres un tipo que habla bajo, odio los gritos.―
Para cuando le trajeron su sake comenzó a beber mientras miraba todo aquello, le parecía perfecto, todo muy lindo y demás. Aunque a él le hubiera gustado de los años 50, por alguna razón se había enamorado de esa época, aunque los 80 la verdad que no estaban nada mal, todo lucía muy bien, parecía un pequeño Las vegas, sin ser extremadamente insoportable en cuanto a las luces. Llamaban a jugar, era muy cierto. Viro su cuerpo mientras rebuscaba entre las cortinas mirando que todo estaba perfecto. ― Muy buen trabajo, y si… Me imagino que las ganancias comenzaran a verse luego. Mientras se recupere todo lo invertido creo que estará muy bien. Has conseguido hacer de este lugar un buen lugar para gastar dinero. Y en cuanto al personal ¿Algún problema? ¿No han venido a querer causarte problemas? En Ratbag no se encuentran los más dóciles, siempre traen problemas e incluso peleas. ― La verdad era aquella, la mayoría de sus trabajadores no eran lo mejor de Ratbag o de Punce, siempre se metían en pleitos en donde la seguridad tenía que intervenir, aunque claro ahora mismo con estas pintas de seguro había contratado a gente más capacitada.
― ¿Tienes las fotos de los nuevos contratados? O quizás un formulario, algo en donde pueda verlos, tengo que comenzar a ponerlos también junto a los demás. Aunque me imagino que ya lo has hecho. ¿Cierto? ― Parecía mucha presión para el moreno, desde contratar gente hasta remodelar la fachada, en todo había pequeños detalles que Shinichi buscaba un margen de error para remarcárselo, no era porque fuera un tipo que le gustaba restregar en la cara los errores, o quizás si… pero en esa ocasión era simplemente para hacerle ver que aunque fueran pequeñas cosas siempre se podía mejorar, aunque hasta el momento todo estaba más que perfecto. Aun así el albino quería conocer a aquellos que iban a trabajar, la mayoría de las veces era él quien se encargaba de las entrevistas, pero se podía decir que el albino estaba confiando mucho en el moreno. Para cuando le pregunto si tenía hambre una sonrisa se posó sobre sus labios, le parecía gracioso que le ofrecieran a alguien de manera tan natural, la mayoría de las veces incluso hasta vampiros se aterraban de como aquel albino podía tomar la vida de los demás sin si quiera que se le moviera un pelo, aquello era un punto más a favor del moreno. ― No te preocupes, bebí antes de salir de casa. Por ahora estoy bien. ― Confeso moviendo su mano y haciéndola girar ligeramente.
―Hoy estaré hasta que termine la jornada, así que tendrás que irme mostrando como has estado trabajando últimamente. Pueden abrir las puertas. ― Ordeno virando su cuerpo para extender sus brazos dando la orden. Había mirado mucho más de lo que pensaba ver, faltaban cosas, detalles mínimos pero la verdad que no eran nada a comparación de lo que habían realizado, ahora venía la parte pesada quizás para Zephire, Shinichi ahora mismo estaba en una fase en donde no se conocía ni a él mismo, todo porque obviamente lo que le mostraba le gustaba y sabía que tendría rentabilidad, pero solo hacía falta que sucediera algo negativo para que toda aquella “felicidad” y aceptación del albino se fuera al demonio. Camino lento mirando entre aquellos pasillos, todo estaba impecable, hasta parecía que se podía comer en el piso, aunque claro cualquiera con dos dedos de frente no lo haría. Se encamino hasta la oficina en donde abrió las puertas y simplemente se tiro sobre aquel sofá el cual agradecía que no hubiera cambiado de lugar, cruzo sus piernas y dio un fuerte bostezo. ― Creo que debes de tener ganas de mandarme al demonio realmente. ― Confeso tomando su ultimo trago de sake dejando de lado aquel cuenco. ― ¿Sabes por qué me caes bien Zephire? ― Pregunto cerrando sus ojos. ― Porque haces todo lo que te pido e incluso lo haces mejor de lo cual te lo pedi. Además eres un tipo que habla bajo, odio los gritos.―
Shinichi
Vampiro
Mensaje : 93
Dolares : 381
Analizó lo que el otro primero le dijo, no iba a descartar su opinión, sería estúpido hacerlo. Aunque no sabía cuanto tiempo llevaba su jefe en el negocio, lo que si sabía es que no estaba desde hace un un años sumergido como él, así que debía tener en cuenta su experiencia así como todo lo que sabía. En ocasiones Zephire se daba cuenta con la rapidez que había llegado al puesto donde estaba, simplemente porque sabía aprovechar la ocasión, porque en todo momento analizaba sus palabras con cuidado, siempre le había disgustado hablar de más. Era en parte esa facilidad para quedarse con las cosas, memorizar y analizar lo que habían llevado que bebiera en tan escaso tiempo de toda la información que pudiera, aunque eso no lo hacía alguien especial, simplemente era uno más, uno bastante arrogante(aunque no quisiera reconocerlo del todo) pues si era cierto que era bastante eficaz, a veces confiaba demasiado en sus propias capacidades y eso le llevaba a rechazar que pudiera estar equivocado. Así que en lugar de cerrarse a la única pega que su jefe había parecido encontrar a su administración, lo encaró con ojos brillantes, expectante de que su duda fuera resuelta.
-¿Porqué?-fue el enunciado que escapó débilmente de sus labios, sin retirar la vista, dio un trago de agua, aunque podía soportarla, no era algo que estuviera normalmente en su dieta- A mi modo de ver es más difícil trabajar con 10 mujeres que con 5, claro que ese no es el número real de personal con el que cuento, actualmente tenemos cerca de 32 contrataciones, lo que digo es que es la mitad de las 64 que había en un principio. Comparto el punto que un cambio de turno puede hacerle las vidas más fáciles, pero decreciendo el número puedo permitirme ascender los sueldos y mejorar las condiciones de trabajo, aún cuando ellas y ellos sean explotados más horas que antes- todo lo dijo en un susurro manteniéndole la mirada, frunciendo ligeramente el rostro- quizás esté equivocado, hasta cierto punto no puedo dejar de verlos como si fueran objetos, así que comprendo que estén agotados después de tantas horas, en un futuro intentaré establecer horarios y turnos, pero actualmente me es imposible-sonrió un poco para restarle seriedad a sus palabras- Llevas más años que yo en este mundo, aún ando muy verde, por favor, dígame en que me equivoco y porque y mejoraré todos los puntos que usted me diga, sería estúpido cerrarme a su experiencia, realmente me gustaría beber de ella más seguido-asintió para si.
Los halagos de Shinichi se sentía de alguna forma bien, comprendía que ese sentimiento de ser premiado por sus esfuerzos sería el único mérito que en esta ocasión ganaría con todo aquel tema, por ello podía sentirse feliz de que al menos no hubiera sido fuertemente reprendido por algún error que el otro hubiera podido mirar en su administración después de todo, era cierto, llevaba nada en ese mundo, estaba en pañales, aún se le hacía escaso el tiempo desde que abandonó las camas del burdel como cualquier otro prostituto. Aunque si no se vendía ahora era más por falta de tiempo que de ganas, si le solicitaban y pagaban más que antes no encontraba muchas veces motivo para negarse.
Al mencionar las dificultades con las que se había enfrentado allí su cara se demudó por unos segundos, un amplio suspiro fue exhalado de sus labios al tiempo que terminaba su vaso de agua y lo dejaba sobre la mesa.
-Bueno, esto no es Punce-dijo incluso más bajo que antes, casi como si no le agradara mencionarlo- Lo primero que encontré fue una fuerte represión por parte de los trabajadores de que yo llegara a la administración, aun cuando yo nací en Ratbag, comprendo que no estén conformes con el cambio, aún más cuando nada más llegar por la falta de tiempo comencé a trastocarlo todo, a despedir y contratar personas sin tener en ningún momento la consideración de explicarme... aunque tampoco veo que tuviera que darle a ellos en ningún momento explicaciones- no pudo evitar tener esa clase de orgullo, solo se debían explicaciones a aquellos que estaban por encima de la cabeza de uno- Así que a principio todo eran problemas... eso sin mencionar de que el antiguo estándar de clientes que antes estaba acostumbrado a acudir aquí con una solvencia más o menos baja, causó en más de una ocasión bastantes problemas. Sin contar que esta ciudad está loca, más de una vez mis chicas han pedido que las defienda de ataques externos por parte de clientes, exclientes o personas ajenas, así que tuve que habilitar para que muchos se quedaran aquí a dentro y endurecer de aluna forma la guardia. No puedo dejar que alguien tome gratis sin consideración alguna lo que no les pertenece, así que tuve que tomar medidas ejemplarizares y eso era un dolor de cabeza, me gané algo de mala fama por ello... pero tú sabes, realmente esta parte de la ciudad apesta- dobló la nariz- no importa cuanto limpien, es algo que si bien te acostumbras sigue estando allí... tampoco quiero aburrirte con mis quejas-se dio cuenta que hablaba de más, a veces olvidaba ese tipo de cosas.
Cuando pidió ver los archivos de los nuevos contratos, sonrió pidiendo por el busca que se lo trajera uno de los chicos, quien entró para que segundos después abandonara la sala, dejando un fino volumen sobre la mesa.
-Obviamente ese no es el grosor del papeleo que lleve, pero reduje la cantidad para que encontrara más fácil examinarlo, en cada archivo se adjunta un historial de cada contratado, así como varias fotos, la mayoría echas en este emplazamiento para mostrar la realidad del contratado. Están ordenados según su popularidad en el local.
Asintió cuando el otro dio la orden de que el “Akai Ryuu” abriera sus puertas, eso significaba que ese día no tendrían pérdidas. No necesitó desplazar la orden, sintió que nada más oírla todo el mundo comenzó a moverse por el lugar para acondicionarlo todo a la llegada de los clientes. Tras ello abandonaron el lugar para tomar asiento en el despacho que ahora presidía el mismo Shinichi, el se sentó enfrente, no pudiendo salir de su estupor por el alago que acababa de hacerle.
-Gracias-pestañeó repetidas veces- La verdad es que si desea quedarse más tiempo no sería algo que me disgustara, en contra disfruté mucho los días en los que trabajé como su secretario, siento que aprendí allí el grosso verdadero para llevar a cabo una administración así que si quiere podría incluso acondicionarle una habitación aquí dentro...-terminó- si le soy sincero si pudiera me gustaría seguir descubriendo más, los libros hablan de datos y enseñanzas pero allí no puedo ver de primera mano como ponerlo en práctica, usted me agrada, luce completamente capacitado y eficaz, así como fuerte-su rostro se nubló un momento, dudoso de decir lo siguiente- sin engañarle, si hubiera visto que pudiera haberle devorado por x motivo, me habría sentido la obligación de arrebatárselo todo, pero ese no es el caso, se ve lo suficiente fuerte como para quitarme del medio si intentara algo como eso... simplemente no puedo ignorar a alguien que luzca más débil que yo-curvó las comisuras de sus labios-Cambiando de tema, cuando termine de observarlo todo, me gustaría hacerle algunas propuestas, estoy emocionado de imaginar que puedas aceptar alguna de ellas.
-¿Porqué?-fue el enunciado que escapó débilmente de sus labios, sin retirar la vista, dio un trago de agua, aunque podía soportarla, no era algo que estuviera normalmente en su dieta- A mi modo de ver es más difícil trabajar con 10 mujeres que con 5, claro que ese no es el número real de personal con el que cuento, actualmente tenemos cerca de 32 contrataciones, lo que digo es que es la mitad de las 64 que había en un principio. Comparto el punto que un cambio de turno puede hacerle las vidas más fáciles, pero decreciendo el número puedo permitirme ascender los sueldos y mejorar las condiciones de trabajo, aún cuando ellas y ellos sean explotados más horas que antes- todo lo dijo en un susurro manteniéndole la mirada, frunciendo ligeramente el rostro- quizás esté equivocado, hasta cierto punto no puedo dejar de verlos como si fueran objetos, así que comprendo que estén agotados después de tantas horas, en un futuro intentaré establecer horarios y turnos, pero actualmente me es imposible-sonrió un poco para restarle seriedad a sus palabras- Llevas más años que yo en este mundo, aún ando muy verde, por favor, dígame en que me equivoco y porque y mejoraré todos los puntos que usted me diga, sería estúpido cerrarme a su experiencia, realmente me gustaría beber de ella más seguido-asintió para si.
Los halagos de Shinichi se sentía de alguna forma bien, comprendía que ese sentimiento de ser premiado por sus esfuerzos sería el único mérito que en esta ocasión ganaría con todo aquel tema, por ello podía sentirse feliz de que al menos no hubiera sido fuertemente reprendido por algún error que el otro hubiera podido mirar en su administración después de todo, era cierto, llevaba nada en ese mundo, estaba en pañales, aún se le hacía escaso el tiempo desde que abandonó las camas del burdel como cualquier otro prostituto. Aunque si no se vendía ahora era más por falta de tiempo que de ganas, si le solicitaban y pagaban más que antes no encontraba muchas veces motivo para negarse.
Al mencionar las dificultades con las que se había enfrentado allí su cara se demudó por unos segundos, un amplio suspiro fue exhalado de sus labios al tiempo que terminaba su vaso de agua y lo dejaba sobre la mesa.
-Bueno, esto no es Punce-dijo incluso más bajo que antes, casi como si no le agradara mencionarlo- Lo primero que encontré fue una fuerte represión por parte de los trabajadores de que yo llegara a la administración, aun cuando yo nací en Ratbag, comprendo que no estén conformes con el cambio, aún más cuando nada más llegar por la falta de tiempo comencé a trastocarlo todo, a despedir y contratar personas sin tener en ningún momento la consideración de explicarme... aunque tampoco veo que tuviera que darle a ellos en ningún momento explicaciones- no pudo evitar tener esa clase de orgullo, solo se debían explicaciones a aquellos que estaban por encima de la cabeza de uno- Así que a principio todo eran problemas... eso sin mencionar de que el antiguo estándar de clientes que antes estaba acostumbrado a acudir aquí con una solvencia más o menos baja, causó en más de una ocasión bastantes problemas. Sin contar que esta ciudad está loca, más de una vez mis chicas han pedido que las defienda de ataques externos por parte de clientes, exclientes o personas ajenas, así que tuve que habilitar para que muchos se quedaran aquí a dentro y endurecer de aluna forma la guardia. No puedo dejar que alguien tome gratis sin consideración alguna lo que no les pertenece, así que tuve que tomar medidas ejemplarizares y eso era un dolor de cabeza, me gané algo de mala fama por ello... pero tú sabes, realmente esta parte de la ciudad apesta- dobló la nariz- no importa cuanto limpien, es algo que si bien te acostumbras sigue estando allí... tampoco quiero aburrirte con mis quejas-se dio cuenta que hablaba de más, a veces olvidaba ese tipo de cosas.
Cuando pidió ver los archivos de los nuevos contratos, sonrió pidiendo por el busca que se lo trajera uno de los chicos, quien entró para que segundos después abandonara la sala, dejando un fino volumen sobre la mesa.
-Obviamente ese no es el grosor del papeleo que lleve, pero reduje la cantidad para que encontrara más fácil examinarlo, en cada archivo se adjunta un historial de cada contratado, así como varias fotos, la mayoría echas en este emplazamiento para mostrar la realidad del contratado. Están ordenados según su popularidad en el local.
Asintió cuando el otro dio la orden de que el “Akai Ryuu” abriera sus puertas, eso significaba que ese día no tendrían pérdidas. No necesitó desplazar la orden, sintió que nada más oírla todo el mundo comenzó a moverse por el lugar para acondicionarlo todo a la llegada de los clientes. Tras ello abandonaron el lugar para tomar asiento en el despacho que ahora presidía el mismo Shinichi, el se sentó enfrente, no pudiendo salir de su estupor por el alago que acababa de hacerle.
-Gracias-pestañeó repetidas veces- La verdad es que si desea quedarse más tiempo no sería algo que me disgustara, en contra disfruté mucho los días en los que trabajé como su secretario, siento que aprendí allí el grosso verdadero para llevar a cabo una administración así que si quiere podría incluso acondicionarle una habitación aquí dentro...-terminó- si le soy sincero si pudiera me gustaría seguir descubriendo más, los libros hablan de datos y enseñanzas pero allí no puedo ver de primera mano como ponerlo en práctica, usted me agrada, luce completamente capacitado y eficaz, así como fuerte-su rostro se nubló un momento, dudoso de decir lo siguiente- sin engañarle, si hubiera visto que pudiera haberle devorado por x motivo, me habría sentido la obligación de arrebatárselo todo, pero ese no es el caso, se ve lo suficiente fuerte como para quitarme del medio si intentara algo como eso... simplemente no puedo ignorar a alguien que luzca más débil que yo-curvó las comisuras de sus labios-Cambiando de tema, cuando termine de observarlo todo, me gustaría hacerle algunas propuestas, estoy emocionado de imaginar que puedas aceptar alguna de ellas.
Invitado
Invitado
― Pues, recuerda que estos no solo son mis burdeles, es decir. En todo Ratbag y en todo Punce tengo burdeles y estas mierdas desperdigadas. Siempre puedes mandar personal a otros lados y aquellos quienes no funcionen más simplemente debes mandarlos conmigo, yo sabré que hacer con ellos. ― Y sí que sabía qué hacer, el albino simplemente los mandaba a que le sacaran los órganos y le dieran dinero, sería una buena retribución, muy buena realmente. Sonrió ladino y dio un ligero bostezo. Todo estaba tranquilo y todo bien planificado, agradeció el día en cual el moreno se había presentado en su despacho, la verdad era que Shinichi no siempre tomaba las cosas a la ligera, pero tenía aquel “don” si se podía decir, de que todo lo que elegía de rompe y raja salían cosas buenas. Tomo los papeles y comenzó a mirarlos a todos, poco cambiaban los gustos por aquellas zonas tanto hombres y mujeres eran bastante pedidos y aclamados. Todo lo que sus ojos veían eran personas apuestas. ― Me parece muy bien. ― Repetía, la verdad era que nunca le había importado la historia de vida de nadie, pero siempre terminaba conociéndolas. Y no es que fuese un cotilla es que simplemente siempre que iba regañando a la gente le tiraban cosas como “Yo soy así porque paso esto y aquello en mi vida” Tsk… como si realmente le importaran al albino.
Termino de mirar todos aquellos mientras que la suave voz del contrario sonaba, la mirada plata del albino se posó en el contrario y ladeo su rostro ligeramente. ― No hay mejor fama que la mala. ― Canturreo y sonrió ligeramente, y es que siempre había pensado que aquellos que eran llamado “malos” en realidad no eran más que unos pobres incomprendidos, no siempre se tienen que hacer las cosas por la derecha, no todos pensaban igual entonces… ¿Qué estaba bien y que estaba mal? ¿Qué era ser bueno o ser malo al fin de cuentas? ― Sabes, cuando comienzan a hablar de ti es porque comienzas a hacer cosas grandes, la envidia de los demás simplemente no deja vivir. ― Comentó obviamente con un deje de sarcasmo en sus palabras. ― Y en cuanto a los problemas, pues… Eso siempre pasa. Es que ellos mismos olvidan que tienen un trato en donde ni la mugre que dejan es de ellos… Pero bueno, pobres diablos que vivan en su ignorancia. Simplemente llegará un día en el cual sepan ponerse en su lugar. ― Su mano se movía ligeramente restándole importancia, aunque sabía lo mucho que le podía romper la paciencia las actitudes estúpidas de unos cuantos.
La costumbre de recibir halagos hacía que el albino simplemente respondiera con una ligera sonrisa, sin embargo conocía cuando eran porque querían ganar algo con ellos. Sin embargo cuando el moreno le dijo aquello no pudo evitar soltar una carcajada, la risa inundo su garganta y golpeo ligeramente su rodilla izquierda con la mano, se había tentado de la risa. ― ¡JAJAJAJA! ¡Ves! Eso me agrada, la sinceridad. Y pues si hubieras siquiera ponerme un dedo encima ya estaría tu cabeza hecha cenizas. ― Los ojos del albino se afilaron y sus colmillos parecían relucir ahora con más fuerzas, Shinichi no era de los tipos que no les gustaba mancharse las manos, sino todo lo contrario, al albino no le importaba nada ni nadie, se creía un Dios y todavía no nacía la persona que pudiera contra él, o al menos eso pensaba. Sabía que era fuerte, y el solo hecho de que en su sangre corriera la pureza de los primeros vampiros lo hacía sentir aún más poderoso, sabía que su sola presencia era temida por más de uno a lo largo y a lo ancho de Australia y aquello lo hacía creer aún más invencible. Subió sus hombros y acomodo su cabello hacia atrás recuperando el aliento para simplemente quedar con una fina sonrisa en los labios. ― Venga, con confianza de seguro tienes muchas ideas buenas que podemos poner en marcha. ―
Dicho esto el albino se levantó del lugar simplemente para acomodar ligeramente su camisa y estirar su cuerpo. ― Me imagino que para esta hora ya deben estar ingresando.― Dijo de forma retórica. ― La verdad es que no hay mucha gracia en esto, estoy seguro que podrás llevarlo bien, tampoco es como si fuera necesario mucho. Simplemente uno tiene que poner su sonrisa mejor para los clientes con más pasta, debes de poner los ojos encima de todos aquellos empleados tanto nuevo como viejos. Nunca sabes cuándo querrán clavarte un puñal. Aquellos que estén un poco alterados los llamas y le das unas cuantas drogas. ― Comento como si fuera lo más normal del mundo. ― Siempre tienes que llevar estimulantes, algunas de nuestras putas son un poco frígidas o culo apretado. ― Comento totalmente vulgar como siempre. ― Tienes que ayudarlos a que den el paso para que todos lo pasen bien.― Le dijo completamente seguro tomando el pomo de la puerta para pasar y luego darle pasada al moreno. Apenas salieron comenzó a ver como las luces ya comenzaban a hacer su entrada en escena. ― Y lo más importante es que, no importa que tan ocupado estés, siempre que alguien quiera comprarte estas disponible, aunque claro el precio es mayor al de cualquiera aquí. ―
Termino de mirar todos aquellos mientras que la suave voz del contrario sonaba, la mirada plata del albino se posó en el contrario y ladeo su rostro ligeramente. ― No hay mejor fama que la mala. ― Canturreo y sonrió ligeramente, y es que siempre había pensado que aquellos que eran llamado “malos” en realidad no eran más que unos pobres incomprendidos, no siempre se tienen que hacer las cosas por la derecha, no todos pensaban igual entonces… ¿Qué estaba bien y que estaba mal? ¿Qué era ser bueno o ser malo al fin de cuentas? ― Sabes, cuando comienzan a hablar de ti es porque comienzas a hacer cosas grandes, la envidia de los demás simplemente no deja vivir. ― Comentó obviamente con un deje de sarcasmo en sus palabras. ― Y en cuanto a los problemas, pues… Eso siempre pasa. Es que ellos mismos olvidan que tienen un trato en donde ni la mugre que dejan es de ellos… Pero bueno, pobres diablos que vivan en su ignorancia. Simplemente llegará un día en el cual sepan ponerse en su lugar. ― Su mano se movía ligeramente restándole importancia, aunque sabía lo mucho que le podía romper la paciencia las actitudes estúpidas de unos cuantos.
La costumbre de recibir halagos hacía que el albino simplemente respondiera con una ligera sonrisa, sin embargo conocía cuando eran porque querían ganar algo con ellos. Sin embargo cuando el moreno le dijo aquello no pudo evitar soltar una carcajada, la risa inundo su garganta y golpeo ligeramente su rodilla izquierda con la mano, se había tentado de la risa. ― ¡JAJAJAJA! ¡Ves! Eso me agrada, la sinceridad. Y pues si hubieras siquiera ponerme un dedo encima ya estaría tu cabeza hecha cenizas. ― Los ojos del albino se afilaron y sus colmillos parecían relucir ahora con más fuerzas, Shinichi no era de los tipos que no les gustaba mancharse las manos, sino todo lo contrario, al albino no le importaba nada ni nadie, se creía un Dios y todavía no nacía la persona que pudiera contra él, o al menos eso pensaba. Sabía que era fuerte, y el solo hecho de que en su sangre corriera la pureza de los primeros vampiros lo hacía sentir aún más poderoso, sabía que su sola presencia era temida por más de uno a lo largo y a lo ancho de Australia y aquello lo hacía creer aún más invencible. Subió sus hombros y acomodo su cabello hacia atrás recuperando el aliento para simplemente quedar con una fina sonrisa en los labios. ― Venga, con confianza de seguro tienes muchas ideas buenas que podemos poner en marcha. ―
Dicho esto el albino se levantó del lugar simplemente para acomodar ligeramente su camisa y estirar su cuerpo. ― Me imagino que para esta hora ya deben estar ingresando.― Dijo de forma retórica. ― La verdad es que no hay mucha gracia en esto, estoy seguro que podrás llevarlo bien, tampoco es como si fuera necesario mucho. Simplemente uno tiene que poner su sonrisa mejor para los clientes con más pasta, debes de poner los ojos encima de todos aquellos empleados tanto nuevo como viejos. Nunca sabes cuándo querrán clavarte un puñal. Aquellos que estén un poco alterados los llamas y le das unas cuantas drogas. ― Comento como si fuera lo más normal del mundo. ― Siempre tienes que llevar estimulantes, algunas de nuestras putas son un poco frígidas o culo apretado. ― Comento totalmente vulgar como siempre. ― Tienes que ayudarlos a que den el paso para que todos lo pasen bien.― Le dijo completamente seguro tomando el pomo de la puerta para pasar y luego darle pasada al moreno. Apenas salieron comenzó a ver como las luces ya comenzaban a hacer su entrada en escena. ― Y lo más importante es que, no importa que tan ocupado estés, siempre que alguien quiera comprarte estas disponible, aunque claro el precio es mayor al de cualquiera aquí. ―
Shinichi
Vampiro
Mensaje : 93
Dolares : 381
Dicen que quienes más quieren abarcar menos aprietan. Aquellos que suben a lo más alto tratan de no mirar hacia abajo, no mirar hacia sus debilidades son los que siempre van hacia adelante y suelen llegar más rápido al destino, pero siempre se debe de recordar cómo se llegó, deben de confiarse en su memoria. Shinichi siempre es de esos tipos que siempre recuerdan de donde salieron, para no volver a pasar por lo mismo una y otra vez. Si bien nadie sabe que pasa por su mente el albino guarda pensamientos muy profundos. Nunca había confiado en nadie, solo le daba el derecho a la duda. Lo mismo sucedió con Zephire le dio el derecho a la duda, investigando y mirándolo desde muy cerca. Pero Zephire nunca miró hacia atrás, fue gracias a su ambición la cual lo llevó a la desgracia. Sin mirar atrás se confió solo de sus manos para hacer lo que Shinichi había esperado de él, pero la ambición a la perfección de aquel día fue algo decisivo. La llegada de unos cuantos clientes importantes y la prepotencia del moreno hicieron que su Jefe perdiera cantidades exageradas de dinero.
Dicen que nunca debes de decirle tu nombre a un wendingo. Pero la verdad es que nunca debes de darle tu mano y tu palabra a un vampiro, menos si es “el vampiro”. Aquella noche se escucharon gritos, fueron tan fuertes aquellos ruidos que sobresalían de la música y los gemidos de las/los prostitutos. Tal fue el caso que disimuladamente la hora del final fue un poco más temprano de lo normal. La música sonó más fuerte que nunca y el alcohol sobró al igual que las drogas. En su oficina los muebles volaron literalmente. La cólera del albino fue una de aquellas cóleras más fuertes que había pasado desde hacía una gran cantidad de tiempo.
Las muertes pueden ser violentas, o pacíficas. Pero siempre te llevan al mismo lugar. A la nada, al pasillo lleno de luz que tanto hablaban aquellos que habían tenido encuentros cercanos a la muerte. La sangre bañó todos los pisos, las telas e incluso hasta el techo. El aroma putrefacto de la muerte bañaba aquella habitación. La sangre del moreno no servía siquiera para beberla. Solo sirvió para ensuciar las ropas del albino. Luego de que la faena terminase simplemente salió por la puerta principal, ordenando a sus demás hombres que borraran todo rastro de Zephire y todo rastro de la mierda que se había echado con los negocios.
Dicen que nunca debes de decirle tu nombre a un wendingo. Pero la verdad es que nunca debes de darle tu mano y tu palabra a un vampiro, menos si es “el vampiro”. Aquella noche se escucharon gritos, fueron tan fuertes aquellos ruidos que sobresalían de la música y los gemidos de las/los prostitutos. Tal fue el caso que disimuladamente la hora del final fue un poco más temprano de lo normal. La música sonó más fuerte que nunca y el alcohol sobró al igual que las drogas. En su oficina los muebles volaron literalmente. La cólera del albino fue una de aquellas cóleras más fuertes que había pasado desde hacía una gran cantidad de tiempo.
Las muertes pueden ser violentas, o pacíficas. Pero siempre te llevan al mismo lugar. A la nada, al pasillo lleno de luz que tanto hablaban aquellos que habían tenido encuentros cercanos a la muerte. La sangre bañó todos los pisos, las telas e incluso hasta el techo. El aroma putrefacto de la muerte bañaba aquella habitación. La sangre del moreno no servía siquiera para beberla. Solo sirvió para ensuciar las ropas del albino. Luego de que la faena terminase simplemente salió por la puerta principal, ordenando a sus demás hombres que borraran todo rastro de Zephire y todo rastro de la mierda que se había echado con los negocios.
Shinichi
Vampiro
Mensaje : 93
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Vie Abr 17, 2020 10:46 am por Kakyoin Noriaki
» Afiliación Normal (Rinaru)
Mar Abr 02, 2019 2:53 pm por Invitado
» Red Miles RPG [Re-Afiliación Élite / Cambio de Botón]
Lun Mar 25, 2019 8:44 am por Adrian E. Reddington
» Registro de Razas
Lun Mar 04, 2019 12:06 am por A. Yasushiro Osaki
» Registro y reserva de PB
Lun Mar 04, 2019 12:04 am por A. Yasushiro Osaki
» Zeitgeists [Normal]
Sáb Feb 09, 2019 7:35 pm por Adrian E. Reddington
» ¿Le gustaría una tacita de café~? (?
Jue Feb 07, 2019 6:04 pm por A. Yasushiro Osaki
» Invitación {Directorio de rol}
Vie Nov 09, 2018 5:15 pm por Invitado
» I need you.. or maybe not? | Búsqueda de rol-relaciones.
Vie Nov 02, 2018 5:53 am por Mikhäil T. d’La Sèrre